viernes, 24 de diciembre de 2010
¡FELICES FIESTAS!
Con mi familia preparándose para celebrar la Nochebuena más especial de todas os traslado sus felicitaciones, y las mías propias, deseando que estas fiestas sean perfectas para vosotros y para que el año que viene siga habiendo más y más historias que contar en este pequeño blog.
Desde Tokio, ¡feliz Navidad y más feliz entrada al nuevo año!
Un abrazo enorme,
Chiqui.
martes, 21 de diciembre de 2010
DE TIENDAS POR FREMONT, por Joel
Buenas a todos. Si habéis amanecido ansiosos por ver otra entrada del tito Chiqui, lamento comunicaros que hoy me ha cedido el placer de daros la bienvenida a mi. Creo que salimos ganando con el cambio. A lo que iba, que me lio, me lio y... Si sois asiduos a mi blog, y si no muy mal hecho, recordaréis la entrada donde os hablaba del arte urbano del barrio de Fremont. Aparte de estas muestras públicas de cultura, Fremont también destaca por sus peculiares tiendas y a su vez por la ausencia de cadenas y franquicias. Excepto el Starbucks, que es omnipresente. Como "La Caixa" en Barcelona, que hay una en cada esquina.
Con un aroma dulce impregnando el aire, me fui a dar de bruces con la Theo Chocolate Factory, una tienda de chocolate que irremediablemente hizo que me acordara de mi amigo Nicanor. Le pierde el chocolate. Los amantes del cacao no deberían dejar pasar la oportunidad de deleitarse con las exquisiteces que dentro aguardan... vamos, creo que son exquisiteces, porque a mi particularmente no me gusta el chocolate. No, no me gusta. Ni con leche. El blanco tampoco. Eso no era chocolate, era mouse de queso. En serio.
Otra de las excentricidades de la zona es un cohete convertido a día de hoy en una especie de tótem para la comunidad. Este petardo hiperdesarrollado fue construido en 1950 para usarse en la Guerra Fría contra la URSS. Al final, una serie de las ya famosas y siempre utilizadas "dificultades técnicas" convirtieron este arma de destrucción (esta no es masiva, que están todas en Irak) en una atracción turística y en un reclamo publicitario para las tiendas de alrededor. A mi buen juicio, creo que ésta sí es una buena manera de invertir el dinero destinado a investigación militar.
Y aunque el hambre apretaba, la curiosidad me puso y, guiado por una melodía que salía de unos altavoces, me metí en una acoustic music shop, según reza la tarjeta que aún conservo. Resulta estaban en plena celebración del 25º aniversario de la tienda, con múltiples conciertos cada hora desde las 10 de la mañana hasta bien entrada la tarde.
Yo sólo me quede a ver un par de actuaciones. El tipo del arpa celta, que parece Papá Noel sin disfrazar, consiguió ponerme la piel de gallina. Fue una delicia escucharle.
Me quedé con las ganas de ver una performance de algún imitador de Kurt Cobain, pero aun me quedan muuuuchos días en Seattle. Y de tarados, está la ciudad llena. Ahora hay uno más.
Con un aroma dulce impregnando el aire, me fui a dar de bruces con la Theo Chocolate Factory, una tienda de chocolate que irremediablemente hizo que me acordara de mi amigo Nicanor. Le pierde el chocolate. Los amantes del cacao no deberían dejar pasar la oportunidad de deleitarse con las exquisiteces que dentro aguardan... vamos, creo que son exquisiteces, porque a mi particularmente no me gusta el chocolate. No, no me gusta. Ni con leche. El blanco tampoco. Eso no era chocolate, era mouse de queso. En serio.
Otra de las excentricidades de la zona es un cohete convertido a día de hoy en una especie de tótem para la comunidad. Este petardo hiperdesarrollado fue construido en 1950 para usarse en la Guerra Fría contra la URSS. Al final, una serie de las ya famosas y siempre utilizadas "dificultades técnicas" convirtieron este arma de destrucción (esta no es masiva, que están todas en Irak) en una atracción turística y en un reclamo publicitario para las tiendas de alrededor. A mi buen juicio, creo que ésta sí es una buena manera de invertir el dinero destinado a investigación militar.
Y aunque el hambre apretaba, la curiosidad me puso y, guiado por una melodía que salía de unos altavoces, me metí en una acoustic music shop, según reza la tarjeta que aún conservo. Resulta estaban en plena celebración del 25º aniversario de la tienda, con múltiples conciertos cada hora desde las 10 de la mañana hasta bien entrada la tarde.
Yo sólo me quede a ver un par de actuaciones. El tipo del arpa celta, que parece Papá Noel sin disfrazar, consiguió ponerme la piel de gallina. Fue una delicia escucharle.
Me quedé con las ganas de ver una performance de algún imitador de Kurt Cobain, pero aun me quedan muuuuchos días en Seattle. Y de tarados, está la ciudad llena. Ahora hay uno más.
ALBACETE JAPÓN ALBACETE JAPÓN
De sobra es conocida la presencia de motivos españoles en este país. Restaurantes o pseudorestaurantes, banderas rojigualdas, nombres de establecimientos y escuelas de flamenco nos recuerdan a nuestra tierra dándole la vuelta a cualquier esquina. Ahora bien, encontrar una referencia a una de las capitales culturales y sociales del planeta, ya no es tarea tan sencilla. Me refiero a Albacete en efecto, para los que os habiáis quedado atascados en la frase anterior. Pero con paciencia y rascando, algo, aaaalgo he podido encontrar. Era de cajón de pino, nos abriremos paso a bocados si es necesario. Sólo danos un poco más de tiempo.
Atendiendo.
Uno de los más grandes e ilustres albaceteños de todos los tiempos, haciéndose una foto con la camiseta de otro que tampoco lo hace mal del todo.
Botella de vino tinto con Denominación de Origen Almansa. Del pequeño pueblo albaceteño de Higueruela, cuna de personajes curiosos, como mi buena amiga Lupe. Producto que no tuve más remedio que comprar, y que envejece en mi cocina hasta que lo decida la ocasión merecida.
¿Será cuando venga Lupe por estas tierras?
...
Atendiendo.
Uno de los más grandes e ilustres albaceteños de todos los tiempos, haciéndose una foto con la camiseta de otro que tampoco lo hace mal del todo.
Botella de vino tinto con Denominación de Origen Almansa. Del pequeño pueblo albaceteño de Higueruela, cuna de personajes curiosos, como mi buena amiga Lupe. Producto que no tuve más remedio que comprar, y que envejece en mi cocina hasta que lo decida la ocasión merecida.
¿Será cuando venga Lupe por estas tierras?
...
lunes, 20 de diciembre de 2010
SILENCIO 黙る
Espero mi turno a la distancia adecuada, con la postura precisa, en absoluto silencio. Cada uno tiene su espacio y la necesidad de saber gestionarlo, y has de saber medir las normas que aquí rigen. Fíjate bien, tu desconocimiento no implica más que la prueba de tu ignorancia. Podría parecer incómodo y frívolo, pero en general te acostumbras al buen devenir de lo que alrededor te acontece, ordenado al milímetro por el respeto a lo colectivo. Ni mucho menos perfecto. El fallo en sí es vital para cualquier de nuestros sistemas, como consecuencia de la imperfección inherente a cada ser humano.
Acostumbrado a estar muy lejos de la tranquilidad, a kilómetros, lo que más me impresiona es el silencio. En mi trabajo a cualquier hora, en la cafetería compartiendo sala con doscientas personas y, especialmente, en los trasportes públicos. Por supuesto, nadie habla por teléfono en un vagón de metro y nadie dice nada de nada. Total y absoluto silencio. Me temo que podría llegar a volverme loco algún día. Más aún si cabe.
Ya me toca. Estoy de suerte, este chico habla inglés. Me dice que no quedan billetes normales. Sólo me puede ofrecer plaza en el "Silence Car" y me entrega una tarjeta al tiempo.
Es coña, le doy la vuelta para traducción simultánea.
Me dice que si me importa ir en ese vagón, pero no contesto. Mi cabeza está aún intentando comprender qué puede significar un coche silencioso en este país. ¿Van a apagar las luces y nos van a obligar a dormir la siesta como en el colegio? ¿Nos van a amordazar y a atarnos de pies y manos mientars nos golpean repetidamente en boca y nariz? Pues nada de eso. Después de probarlo, es básicamente igual que cualquier otro. Ni un alma se oye, oye.
Ya me callo.
Acostumbrado a estar muy lejos de la tranquilidad, a kilómetros, lo que más me impresiona es el silencio. En mi trabajo a cualquier hora, en la cafetería compartiendo sala con doscientas personas y, especialmente, en los trasportes públicos. Por supuesto, nadie habla por teléfono en un vagón de metro y nadie dice nada de nada. Total y absoluto silencio. Me temo que podría llegar a volverme loco algún día. Más aún si cabe.
Ya me toca. Estoy de suerte, este chico habla inglés. Me dice que no quedan billetes normales. Sólo me puede ofrecer plaza en el "Silence Car" y me entrega una tarjeta al tiempo.
Es coña, le doy la vuelta para traducción simultánea.
Me dice que si me importa ir en ese vagón, pero no contesto. Mi cabeza está aún intentando comprender qué puede significar un coche silencioso en este país. ¿Van a apagar las luces y nos van a obligar a dormir la siesta como en el colegio? ¿Nos van a amordazar y a atarnos de pies y manos mientars nos golpean repetidamente en boca y nariz? Pues nada de eso. Después de probarlo, es básicamente igual que cualquier otro. Ni un alma se oye, oye.
Ya me callo.
domingo, 19 de diciembre de 2010
PALACIO IMPERIAL
Este jueves estamos de fiesta. Nuestro querido y lozano emperador Akihito, hijo de Hirohito y Nagako, cumple 77 años. No me quiero imaginar el sarao que tienen que estar preparando sus allegados y leales servidores. Festividad que contará con la excelentísima presencia de la emperatriz Michiko, del pequeño príncipe heredero Naruhito y de Masahito, el eterno hermano segundón del emperador.
Total, que se iban a ir a un izakaya a tomarse unos algos, pero que han pensado, que teniendo un pisete en el centro, pues ya montaban ahí el pisto y así queda todo más casero y apañao. La casa está en el barrio de Ginza, en pleno Tokio comercial, y tiene unos jardines que pueden dar el pego para la ocasión. Yo ya veré si me paso. Según me dé el aire.
¡Omedetoo emperador 平成天皇!
Total, que se iban a ir a un izakaya a tomarse unos algos, pero que han pensado, que teniendo un pisete en el centro, pues ya montaban ahí el pisto y así queda todo más casero y apañao. La casa está en el barrio de Ginza, en pleno Tokio comercial, y tiene unos jardines que pueden dar el pego para la ocasión. Yo ya veré si me paso. Según me dé el aire.
¡Omedetoo emperador 平成天皇!
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