Mostrando entradas con la etiqueta Viajes por el mundo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Viajes por el mundo. Mostrar todas las entradas

lunes, 6 de julio de 2015

EXPERIENCIAS EN MIAMI

Después de más de veinte horas de vuelo, había llegado por fin a ese lugar que tan popular se encargaron de hacer en mi cabeza los medios de comunicación durante mis años de tierna infancia. La paliza de viaje desde Tokio había sido severa, y nada más aterrizar me dirigí a recoger el coche de alquiler que había reservado previamente.

Alquilar un coche en Estados Unidos es algo que hay que hacer, ya que las distancias son grandes y en ocasiones el transporte público deficiente, y eso hace que todo el mundo esté obligado a motorizarse. No sería la primera vez, a mi mente venían por decreto recuerdos de aquella tremenda Ruta 66 atravesando las dunas del desierto en nuestro Mustang descapotable.



Iba conduciendo un coche de camino a Miami Beach y me habían atendido en español en la empresa de alquiler; los contrastes con mi vida japonesa empezaban a sucederse de forma vertiginosa. Sin duda, recuerdo aquellos minutos cruzando los largos puentes sobre el mar, con la ventanilla bajada dejando entrar el aire, como uno de esos preciados momentos que guardaré para siempre en el rincón de mis tesoros viajeros.

Había decidido sacrificar mi pasión por los hoteles esta vez por dormir cerca de la playa. Los alojamientos son caros aquí, como casi todo, y después de buscar más y más información, reservé un hostal de pinta dudosa, pero situado frente a la mítica costa americana. Alegría porque estaba localizado en todo el meollo de Miami Beach, y esa era la idea, tomarle el pulso a la zona desde el propio corazón de la misma. Tristeza porque limpieza e instalaciones dejaban mucho que desear, aunque simplemente estaba recibiendo lo que había pagado. La vista que tuve al levantarme a la mañana siguiente, eso sí, no admitía discusión.



Una vez tomé un pequeño desayuno que no pasará a la historia de los grandes amaneceres, fui al encuentro de esa playa que tanto ha dado que hablar. Era hora de confirmar si sería tan espectacular como se cuenta, y llena de gente guapa y musculada patinando por el paseo marítimo.



Y tengo que reconocer que no está mal. Una playa muy ancha, muchísimo, tanto que incluso con el habitual gentío que se mueve por la zona no puede intuirse repleta en ningún momento. Unas aguas relativamente claras y mucho postureo de ellos y ellas que lucen cacha mientras se tuestan al sol. Siendo curioso, no es mi ideal de costa, y me sigo quedando con lo que he visto por Tailandia, Filipinas o, principalmente, con aquel lugar remoto y absolutamente perfecto que acabaría descubriendo algunos días después en Bahamas.




Pero señora, el verdadero espectáculo de Miami realmente no está en la arena de sus playas, sino en los muchos bares que pueblan los alrededores, donde la diversidad de culturas e idiomas convive con la opulencia desenfrenada de la cultura americana. Todo es mucho más grande aquí; consumismo, abundancia y exuberancia en estado puro.

Me temo que en este pequeño pedazo de Cuba, eres lo que tienes, y eso es todo lo que vales. Si no dispones de dinero o, al menos, de alguna forma de que lo parezca, lo tienes realmente complicado para acceder a todo lo que allí se ofrece.



Y es que en América, el tamaño importa. Y mucho.

martes, 19 de mayo de 2015

EL NIDO, ISLA DE PALAWAN, FILIPINAS

Volver a viajar. Después del intenso último año errando por el mundo, se me estaba haciendo especialmente duro este comienzo de 2015. No es que tenga mucho de que quejarme, pero cuando se ha sido libre, libre de verdad, resulta tedioso rodearse de nuevo de hormigón y cemento para seguir construyendo esta obra de teatro a la que llamamos vida.

Y así empezó todo. Disponía de unos días de vacaciones en mayo, así que abrí mi explorador para buscar billetes de avión, algo que es en sí mismo una manera de relajar el estrés de un mal día. No es raro que mis pulgares apunten a Filipinas, un destino cercano y del que guardo tan gratos recuerdos. Y es allí donde encontré una combinación interesante que me cuadraba en fechas. 

Lo habitual hubiera sido pensarlo dos veces, pero esta vez no fue el caso, y compré el boleto sin más con el objetivo de no acabar pagando el doble, como me pasa casi siempre. No tenía ni compañeros de viaje ni todas las vacaciones confirmadas, pero había hecho lo más difícil, convertir ese viaje en mi prioridad absoluta, ahora él mandaba sobre cualquier otra lluvia de mayo. Y lo demás vendría solo. 


El Nido es un pequeño pueblo al norte de la Isla de Palawan de apenas tres mil habitantes. Para llegar hasta allí vía aérea existen dos opciones: volar directamente al pequeño aeropuerto de El Nido desde Manila (con la agencia Island Transvoyager Inc), o la opción barata: volar hasta Puerto Princesa, y desplazarse hasta allí con bus (6 horas, 450 pesos, 9 euros) o furgoneta compartida (5 horas, 500 pesos, 10 euros). Hay varias compañías que vuelan a Puerto Princesa, pero sin duda la que ofrece mejores precios y horarios es la filipina de bajo coste Cebu Pacific.



Una vez en El Nido, las opciones son fantásticamente escasas. Lo primero es buscar alojamiento adecuado, y una vez allí ponerse las chanclas y el bañador, atuendo que no volveremos a guardar en el ropero hasta abandonar el lugar, ya que así lo dicta la ley de la playa. Lo segundo, alquilar una moto (negociando bien puede salir a unos 400 pesos, 8 euros, cada día), porque hay mucho sol que coger e infinidad de playas que visitar en los próximos días. Así, sin calentar, el primer día nos decidimos por la playa de Las Cabañas.




Primeras horas de adaptación para el grupo, porque, aunque aún nos había contado, finalmente hasta cinco fuimos los integrantes de la expedición. No todas a la vez, cada uno un poco a su bola, pero haciéndonos compañía a ratos y dejando atrás recuerdos imborrables de un tremendo viaje juntos. O casi.

Otras de las actividades que permiten la leyes del paraíso es el conocido como Island Hopping, que aunque suene a británico subido, no es más que subirse en un barco e ir brincando de isla en isla entre baños, cañas y zumos de mango, a ser posible. Plan estratega que dejamos para la segunda jornada. Existen cuatro tipos de tour que operan todas las agencias: A, B, C y D, y cada uno recorre una zona diferente. Nosotros hicimos el C por recomendación de otras viajeros, y nos gustó señora, nos gustó.





Los alojamientos en El Nido son abundantes y variados. Podéis encontrar desde 400 pesos (unos 8 euros) habitaciones/cabañas dobles con ventilador en la zona interior. De ahí para arriba, las opciones son muchas: pensiones, hostales, bed and breakfast, posadas y hostales pueblan la zona para que todo el mundo pueda escoger a su gusto. Casi todas ellas incluyen un sencillo desayuno. Además de en el  propio pueblo, los alojamientos se extienden por las playas aledañas de Corong Corong o Las Cabañas.

Como somos un poco pijos, nosotros nos decidimos por unas cabañas en el pueblo y justo frente al mar (con aire acondicionado), pero sobre todo con unas vistas mañaneras que te sacaban del sueño de la forma más dulce posible. Un salto, y tocábamos la arena, dos saltos, y dentro del agua. Y si no, mira mira.



Fue mi sexta visita a Filipinas, y desde luego este lugar pasa a ser mi favorito hasta la fecha del país de las sonrisas.Y es que El Nido es sudeste asiático en estado puro: playas de aguas claras, buceo de calidad, clima templado, tranquilidad, gente sencilla, viajeros con muchas historias que contar, zumos de frutas, atardeceres, fiesteceta y precios asequibles que invitan al visitante a relajarse y disfrutar, a olvidarse por unos días de sus rutinas para zambullirse en las de otros; esas que nos quedan tan lejanas y distantes y que tanto apreciamos.

¿Qué más se le puede pedir a unas vacaciones?

Atardecer en la playa NacPan






Atardecer en la playa de Las Cabañas


lunes, 24 de noviembre de 2014

CALENDARIOS DE ASIA 2015

Tengo que reconocer que no las tenía todas conmigo cuando Felipe me propuso participar en un calendario colaborativo entre algunos blogueros residentes en Asia. Y no porque no me  atrajera el proyecto, sino porque el plantel de colaboradores dispuestos a ofrecer sus instantáneas al mundo asustaba: Javier de Chicharrero por Hong Kong, Robert de Hola Taipei, Iván de Mundo Infinito, Alberto de Volver.asia y el mismo Felipe, de Eurowon

Grandes aficionados a la fotografía (y yo) que pretendemos que, mes a mes, Asia se encuentre presente en los hogares de todo el mundo. O al menos, de aquellos que decidáis que merece la pena comprarlo.


Seis blogueros, doce meses, doce imágenes y doce textos de doce países para disfrutar asiáticamente de los días alegres de 2015, y para que los que no sean tan buenos se os hagan un poco más llevaderos.

Para saber qué bloguero hizo cada foto y de qué país, tendréis que comprar el PDF del calendario, que hemos sacado a la venta al simbólico precio de 50 céntimos de euro. Podéis pedirlo pinchando en este enlace. Y lo recibiréis en vuestro email en menos  de 24 horas, listo para imprimir de forma sencilla y en distintos formatos.

El año anterior, ya se realizó un calendario similar centrado en Corea, experiencia que sus autores repiten y que sacan al mismo precio que el de Asia, y que podéis pedir en este enlace. Si os animáis con los dos, podéis adquirirlos por el fantástico precio conjunto de 0,90 euros pinchando en este enlace.

Sólo me queda agradecer a los compañeros que participan en este proyecto su buen trabajo, y el haberme permitido formar parte de todo esto. Y más gracias adelantadas a todos los que decidáis poner este calendario en vuestras mesas en el año que ya se nos viene encima.

¡Un abrazo y feliz semana majos!

martes, 4 de noviembre de 2014

LA MEJOR PLAYA DEL MUNDO

Eso es lo primero que se me vino a la cabeza cuando nuestra lancha rápida aminoraba el ritmo, y se adentraba entre barras de arena hacia una de las trescientas sesenta pequeñas islas que forman parte de los Cayos de Exuma, en el curioso país de las Islas Bahamas. Las veinte personas que íbamos a bordo, guardábamos un silencio de admiración no negociado, mientras intentábamos asumir un paisaje difícil de digerir para los sentidos.




Yo venía ya impresionado de lo que había podido ver en Nassau, la isla principal y capital del país, pero enseguida quedó en evidencia mi total ignorancia. En realidad todavía no había visto nada de nada. 

El capitán manejó la nave con destreza hasta un pequeño embarcadero del que debía ser nuestro destino aquel día; una isla de nombre desconocido que pertenecía a una zona ecológica protegida. ¿Qué quiere decir eso? Pues que ni hoteles, ni restaurantes, ni gente. Allí sólo encontramos el mencionado embarcadero, y un señor con un bigote considerable bajo el techamen hecho de hojas de un viejo chiringuito de madera; y que sería el encargado de que no nos faltara comida y bebida durante la jornada.








Casi dos horas nos había llevado el trayecto a toda velocidad desde Nassau, por lo que bien nos merecíamos un descanso, una cerveza fría y un "nada que hacer" durante todo el resto del día. La isla era muy pequeña y se recorría andando en apenas diez minutos, lo que no te dejaba más remedio que disfrutarla con todo su encanto de punta a punta.

Me pongo los cascos con un poco de música y voy a darme un baño fresco, venid conmigo y os enseño un poco más.







Tras unas cuatro horas, el jefe de expedición nos dijo que había que despertar, que el sueño había terminado y tocaba volver al mundo de los mortales. Nos resistimos, vaya que si nos resistimos, pero tras una lucha feroz, montamos de nuevo en el barco y volvimos, aún sin palabras, por las mismas aguas por donde habíamos venido.

Habíamos estado en la mejor playa del mundo, y eso sí que ya no nos lo iba a quitar nadie.



*Datos: son dos las compañías que hacen esta excursión de un día a los Cayos de Exuma desde Nassau. La que yo elegí, sin ningún motivo concreto, fue Power Boat Adventures, y aunque el precio es bastante elevado (200 dólares), quedé más que satisfecho por el servicio (comida, bebida y transporte), pero principalmente por la experiencia vivida en este lugar perdido pero impresionante.


martes, 21 de octubre de 2014

AÑO SABÁTICO

Buenas tardes. Estoy sentado en la oficina después de muchos meses sin hacerlo. Mi confusión es tal, que no alcanzo a saber qué quiero hacer, qué me apetece abordar en estos momentos, cómo gestionar este festín de sentimientos sin orden ni desorden aparentes. Y al que parece que nadie me ha invitado.

Ahora comienzo a recordar; cuando me encontraba así siempre me sentaba bien escribir. Sin pensar demasiado en el cuento, sólo dejando a mis dedos en las manos de mi corazón. 

Ni siquiera sé bien cómo definiros lo que ha sido este año sabático para mí. En primero lugar, porque no ha sido de doce meses, y porque probablemente sabático es una palabra demasiado juguetona dependiendo de los labios que osen pronunciarla. Total, que no las tengo todas conmigo. Tal vez mi tono suena a cierta queja, pero no me queda más remedio que serle fiel a lo que late (ahora con más sosiego) en mi pecho, a riesgo de parecer insensible o fanfarrón a oídos ajenos.

Estos meses no sólo han sido los mejores que he vivido nunca, sino que han conseguido llevarme a un peldaño diferente (aún no tengo claro si más arriba o menos abajo), a cambiar mis valores, mi manera de entender todo este tinglado de cartón-piedra, mi filosofía de la escalera que tiene fin por ambos lados. Es más que posible que deba repasar todo esto cuando se posen las vivencias en el fondo del vaso, ese fondo que lleva demasiado tiempo lleno, invisible, y del que ahora puedo intuir los reflejos que se escondían bajo la complicidad de la noche. Pero me temo, queridos amiguetes, que aquí el que escribe es otra persona muy distinta a la que lo hizo la última vez.

Después de divagar un rato sobre como resumir en una entrada este tiempo atrás que llevamos sin vernos, me he percatado que alguien se me había adelantado sin quererlo. Otra vez. Y es que mi album de fotos de Instagram sabe bien lo que dice, aunque calla más de lo que cuenta. Gracias por seguir ahí. Esto no acaba aquí, nada de eso.

Esquiando y brindando por la nueva etapa en Niigata, Japón
Comienzo de las clases de japonés en la nueva escuela
Atardecer desde el gimnasio en Ikebukuro, Japón
De cortador de jamón en Desigual, Shibuya, Japón
Empezando a jalar bien, Restaurante Sant Pau, Tokio, Japón
Viaje Albacete Japón Express 2014, Castillo de Matsumoto, Japón
Monos, monos everywhere, Parque de Jigokudani, Japón
¡Y pudimos disfrutar de las flores del cerezo durante el viaje!
Fin del viaje con fiestón en Shibuya, espectacular un año más
Camino a al sudeste asiático para la primera de las aventuras
Días de placer y lujo en casa del Tío Gurdi, Rawai Beach, Tailandia
"Currando" en mi nueva oficina itinerante en Tailandia
Cervezas y atardecer de locos con María y Aída en Khao Lak, Tailandia 
Buceo intenso en la Isla de Kohbon, Tailandia 
Castigado en esa jaula todo el día después de portarme mal repetidamente, Khao Lak, Tailandia
 Raya manta en una inmersión fotográfica inolvidable en la Isla de Koh Bon, Tailandia
Trabajando de nuevo en la Isla de Penang, Malasia 
 Merecidas vacaciones con el par de dos, Siem Reap, Camboya
 No diré más, los viajes son así y nunca se sabe por dónde salta la liebre
Mítico el amanecer de los templos de Angkor, Camboya 
 Final de la Copa de Asia de fútbol sala en Saigon, Vietnam
 Uno de esos pequeños rincones fantásticos del sudeste asiático
 ¡Campeones de Asia!
 Ho Chi Minh City de noche, Vietnam
 Con el gran Alberto de callejeo bueno en Ho Chi Minh City, Vietnam
 Vuelta a Tokio, todavía quedaban muchas cosas pendientes por hacer
 Besos, abrazos y arrumacos a mi jamón, que tanto había echado de menos
 Organicé el primer I Encuentro de Padel en Japón con estos locos
 Y gané con mi ya eterno compañero, el señor Rafa Moyano
 Uno de los placeres del desfaenao, ir a comer un martes cualquiera con los amigos
Como no, Feria de Abril de Sevilla, pero en el mismo centro de Tokio 
 Sin olvidar un capricho de vez en cuando por el camino 
 Continúa la gira, primer día frente a las costas de Miami, USA
A trabajo bien hecho, día libre para el pecho, Nassau, Bahamas 
 Las mejores playas que he visto jamás: Los Cayos de Exuma, Bahamas
 Vaya país y vaya gente, Negril, Jamaica
 Recién aterrizados fuimos a ver el partido del mundial España-Chile, Río de Janeiro, Brasil
 El único rato de fútbol que disfruté en todo el campeonato, Playa de Ipanema, Brasil
España perdida contra Australia, pero a nosotros que nos quiten lo bailao, Curitiba, Brasil
Genial y curioso el barrio de Pelouriño, Salvador de Bahía, Brasil
 Tras el fiasco español, tocó hacerse de quien fuera que le tocase jugar ese día (Brasil-Chile en Salvador)
 Pousada que encontramos por casualidad en Morro de Sao Paulo, Brasil
 Otra Picazo vino de Argentina a ayudarme con tanta faena
Y nos unimos a los pibes....¡Brasiiiiil decime qué se sienteeee!
Ilha Grande nos hizo un hueco antes de la gran final del mundial
Pero ni el mismo Papa pudo contra la furia germana
Muchas horas más que más me tocaron para volver desde Río a Tokio
Aunque merecieron la pena para poder despedir a Joaquín, que dejaba Tokio hasta nueva orden
Y ya que estaba allí...¿por qué no disfrutar del infernal verano japonés?
Enorme Tokio, nunca me cansaré de recomendar su visita
Por asuntos de papeles tuve que volver a casa antes de lo previsto...y lo primero siempre son ellas
Y lo de después es el fantástico verano español, Almería, España
Y comer en casa, señor, ¡qué bien se come en casa!, fideua de langosta en Albacete, España
Eso sí, con el culo quieto lo menos posible, así que me piré con mi coche de ruta
Lugares varios donde uno puede encontrar su inspiración, Santander, España
Aprendiendo a ser sabáticos con los que más saben de eso (www.sabaticos.com), Santoña, España

¿Bilbao o Roppongi?
Visitando al cocinero Jonke Aurreko en el restaurante La Ribera, Bilbao, España
Y celebrando con Arzak que la vida puede ser maravillosa
Aquí el tío Chiqui, aquí la Sagrada Familia, Barcelona, España
Encuentro con los viajeros Albacete Japón Express...¡el espíritu sigue intacto!
La Feria de Albacete....una de esas cosas que hay que hacer al menos una vez en la vida
Ejerciendo de tío, para que no se me olvide
Visita fugaz a la ciudad que me vió estudiar y jugar al mus, Valencia, España
Cortador de Jamón Profesional, ¡ahí es ná!
¿Qué os había dicho?
Boda de Eva y Carlos, Albacete, España
Todos los hermanicos juntos de nuevo
Vuelta a Tokio significa irremediablemente reencuentro con los Lorcos
Y comer como está mandao, Restaurante Ogasawara, Tokio, Japón
Presentación del libro de Oskar, Afinando Un Sueño, en el Instituto Cervantes de Tokio
Apurando las horas en un nuevo local: Zurriola, Tokio, Japón
Y así lucía el cielo de Tokio en uno de mis últimos atardeceres de libertad vigilada...