jueves, 31 de marzo de 2011

YA ESTÁN AQUÍ


Puntuales a su cita como cada año, las primeras flores empiezan a despertar en los árboles, para anunciarnos la llegada del Hanami (literalemente "ver flores"). Mi primera experiencia con la primavera de este país, de la que sólo he oído cosas buenas.


¿Y en qué se traduce todo esto? Pues la idea básica es dirigirse a algunos de los parques de la ciudad, repletos de cerezos, para contemplar el espectáculo del florecimiento. Qué poético, dirán algunos. Ciertamente tiene su parte. Pero también la suya festiva. Reuniones de amigos, de compañeros de trabajo, mezcladas con barbacoas y muchas cervezas, completan el menú diario de primavera de Tokio.


¿Hanami-Jamón?

Esa idea de Miguel hay que hacerla realidad sin falta.

¿Quién se apunta?

miércoles, 30 de marzo de 2011

JAPÓN, 30 DE MARZO DE 2011

Han pasado sólo 19 días desde que la tierra sacudiera con fuerza las vidas de todos los que vivimos en este país. Y aquí estoy otra vez. No hablo de la sensación global, pero para mí han ocurrido tantas cosas, que me empeño en mirar el calendario con recelo para asegurarme de que son sólo algo más de dos semanas. No me cabe lo sucedido por mucho que lo ordeno. Puede ser sencillamente que no quepa.

Han sido infinitas idas, venidas, risas, cañas, abrazos, miradas, reencuentros y otros cuentos, pero esa maldita sensación amarga, llámalo tristeza si quieres, no les dió un metro de ventaja. Se hizo por momentos casi invisible, tan pequeña que parecía que iba a desvanecerse, pero no me dejó andar solo ni un solo minuto. Lo hablamos entonces, y aceptó mezclarse con alegrías y grandes personas. Fue su última oferta.

Con los pies pisando Osaka la noto más débil. Me gustaría tener el derecho aquí y el izquierdo allí, pero hasta que no se me ocurra cómo, voy a poner los dos en esta tierra. Tengo fuerzas suficientes, ya las tenía antes de irme de vacaciones a casa. Lo que sí he aprovechado es para renovar el cariño, que se me estaba caducando.

Ahora ya estoy en casa, y me encuentro bien. Contento por lo que estaba triste, y triste por lo que me hacía sentir contento. Muchos me han tomado por loco o imprudente, pero no tengo miedo. Yo los entiendo, les explico, pero estamos en sitios distintos y mis razones no son mejor que las suyas. Nadie acierta ni se equivoca.

Sentado en mi silla, la primera réplica de esta nueva etapa me saca de mis pensamientos.

Bienvenido a casa.

lunes, 28 de marzo de 2011

OPERACIÓN JABUGO