Aunque la última etapa viene rodando desde el pasado septiembre, este proyecto nació hace nada menos que 15 meses en las cálidas aguas de un onsen de la isla de Miyajima. Entonces me imaginé cómo sería mostrar el país que tanto me estaba sorprendiendo a gente de mi tierra. No era más que una idea difusa. No eran más que imágenes en mi mente que el vapor que se desprendía de las aguas termales donde disfrutaba de aquellos baños parecía hacer borrosas.
Y después vino todo lo demás.
Aquel 11 de marzo hizo temblar los cimientos de esa ilusión. Unos días más tarde serían los miedos y los medios los que acabarían por demolerla del todo. Una puntilla que para entonces me pareció definitiva, pero que creo me duró 19 días. Necesité menos de la mitad del doble de fuerzas que en la primera ocasión para hacer reflotar esta barca. Tenía que convencer a Joel y Nica (ver foto adjunta) que merecía la pena volver a intentarlo, cuando ni siquiera yo lo acababa de tener muy claro. Son dos monos fáciles de liar, y sólo tuve que distraer sus sentidos con el noble arte de la gastronomía para que entraran al trapo en una jornada que quedará para el recuerdo. El encuentro "No paro de equivocarme" posterior fue el que consiguió convencerme a mí definitivamente. Muchos viajeros acudieron con la camiseta que fuera el símbolo de aquel viaje frustrado para recordarme que el espíritu seguía vivo.
Y que había que seguir equivocándose.
Y que había que seguir equivocándose.
Y aquí estamos medio año después, a tres días de coger un tren que me lleve a Narita a esperarlos con nervios delante de la puerta de llegadas. Con todo preparado (creo) para hacer de todo este tinglao una aventura irrepetible. En el grupo de facebook que compartimos los viajeros ya se siente el pre-viaje; una de esas etapas imprescindibles y que se vive con mayor intensidad. Preguntas, risas nerviosas y bromas que hacen que se vaya haciendo grupo antes de que el viaje empiece su camino. Ya se intuyen cosas. Veo ganas de ver y de hacer, veo gente joven, con fuerza, que viene a disfrutar la experiencia a tope, a visitar templos y ciudades, pero también a aprender de la gente y la cultura. Y veo que quieren también salir, amigos, que esta gente no se quiere quedar en el hotel ni atados.
Y veo que voy a estar 8 días sin dormir.
Y veo que voy a estar 8 días sin dormir.
¡Bienvenidos!