Final de semana y de concurso. Perfecto momento para hacer balance y proclamar un vencedor, un campeón, un alma joven y errante que se va a poner fina filipina a comida japonesa en Hanakura. Desborde de alegría, que se hace completo en el plano personal, porque para mí también hoy es el preludio de un nuevo viaje, esta vez a un sitio muy distante y cercano. La semana que viene huyo del temido Tsuyu para volver a España. Casi un año sin ver a mi familia, a mis amigos, a mis pequeñas sobrinas.
Demasiado tiempo. Al menos para mí así lo ha sido. Hace días que siento que ese cariño, esos abrazos, esos recuerdos que metí en mi maleta a empujones el año pasado (junto con jamones y chorizos), caducaron sin piedad dejándome en su lugar una fría losa que pesa más y más con los días. Necesito quitarme esas piedras de los bolsillos. Necesito que ese avión despegue de Narita cuanto antes.
Necesito ir a verlos más que nunca.
Sin embargo, mientras leo vuestros comentarios del concurso todo se hace más llevadero. Más sonrisas que risas son las que me echado repasando hasta tres veces cada aportación escrita por vosotros en la anterior entrada. Siempre os digo gracias, y siempre están más que justificadas. Muchas veces tengo la sensación de que la tendencia actual en los blogs es la de perder comentarios y comentaristas. Yo no veo que ese sea el buen camino, ya que considero fundamental el toma y daca con los lectores. Esto es una lucha de palabras donde tiene y debe de haber dos bandos. Además, por supuesto, de que los comentarios ayudan, completan, generan debate, guían e inspiran. Y motivan, al menos en mi caso, a seguir escribiendo, a descubrir nuevas formas de comunicar, a esforzarse en la generación de nuevos contenidos. Así que podréis entender en este momento, el orgullo y la motivación que siento al ver tantos comentarios viniendo además de otros tantos buenos amigos. Sea por una cena gratis, sea por una opinión, por una queja, o simplemente por pasar a decir Ola K Ase: muchas gracias a todos los que os paráis un par de minutos a dejar vuestra rubrica en esta casa.
Dicho lo cual, y sin más dilación, vamos con el veredicto del jurado.
Reunido yo conmigo mismo, con una taza de café en una mano, la maza de la justicia en la otra, e intentando crear la más absoluta zozobra y una enorme y caótica polémica, resuelvo: que la cena para dos persona en Hanakura es para Pau. Por muchos y variados motivos: premio a toda una carrera, por estar aquí desde el nacimiento del blog, por su saber estar, por comentar en prácticamente todas las entradas y porque su comentario en el concurso me hizo darme cuenta de todo ello.
¡Muchas gracias a todos por participar!