Venía el FC Barcelona a nuestro dominios y con la de catalanes exiliados que pueblan la tierra media hubiera sido alta traición no ir a ver uno de sus partidos. El tío Xavi se las ingenió para conseguir unas entradas y pusimos rumbo al Nissan Stadium de Yokohama. Ambientazo en los aledaños del estadio, donde seguro había más camisetas y bufandas del Barca que en un domingo de Nou Camp.
Tras los prolegómenos nos dirijimos a nuestras asientos. LLenazo hasta la bandera con casi setenta mil japoneses, trescientos catalanes y uno de Albacete deseando que empezara el espectáculo, y que aquel al que ellos llaman Iniesta nos hiciera disfrutar de buen fútbol. No fue así por desgracia, el partido fue malo en mucha parte por culpa de la inferioridad total del equipo de Qatar, que salió al terreno de juego a que le cayeran los menos goles posibles.
Dos diferencias marcaron el partido con respecto a lo que yo tenía visto hasta ahora. La primera el ambiente gélido durante el encuentro. Silencio casi total sólo roto por los pocos aficionados extranjeros. No os engaño si os digo que cualquiera que gritara un poco podía ser escuchado por todo el estadio en cualquier momento. Y segunda era la posibilidad de poder beber cerveza dentro del recinto, cosa que está más que prohibida al menos en Europa. Es lo que hay cuando demuestras que eres civilizado.
Tras los prolegómenos nos dirijimos a nuestras asientos. LLenazo hasta la bandera con casi setenta mil japoneses, trescientos catalanes y uno de Albacete deseando que empezara el espectáculo, y que aquel al que ellos llaman Iniesta nos hiciera disfrutar de buen fútbol. No fue así por desgracia, el partido fue malo en mucha parte por culpa de la inferioridad total del equipo de Qatar, que salió al terreno de juego a que le cayeran los menos goles posibles.
Dos diferencias marcaron el partido con respecto a lo que yo tenía visto hasta ahora. La primera el ambiente gélido durante el encuentro. Silencio casi total sólo roto por los pocos aficionados extranjeros. No os engaño si os digo que cualquiera que gritara un poco podía ser escuchado por todo el estadio en cualquier momento. Y segunda era la posibilidad de poder beber cerveza dentro del recinto, cosa que está más que prohibida al menos en Europa. Es lo que hay cuando demuestras que eres civilizado.
¡Buen fin de semana!