Mostrando entradas con la etiqueta Shibuya. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Shibuya. Mostrar todas las entradas

jueves, 21 de abril de 2011

EL FÚTBOL ES ASÍ

Saca lo peor de cada casa. Pero a veces también es motivo de unión y reunión, asi que como casi todo, bien utilizado puede ser muy satisfactorio. Total, que quedaba yo el pasado miércoles a ver la final de la Copa del Rey. Puede parecer fácil, pero aquí el partido comenzaba a las 4:30 de la de madrugada del jueves. Shibuya fue el lugar elegido. Unas cervecitas para animar el cotarro y seis elementos en día de diario a disfrutar del espectáculo en plena y solitaria noche tokiota.

Como reinaba mayoría culé, decidí hacerme una foto y colgarla en facebook para, si era posible, desquiciar un poco al tío Joel.


En pocos minutos, entraba a mi muleta como el Miura de buena raza que es. Pero lo que comenzó con un diminuto grano, no tardó en parecerse a una montaña. Y el pequeño hueco creado en la red se convirtió en un foro futbolero que albergaba a tarados de varios puntos del planeta. Me explico con imágenes mejor.


En directo y desde cuatro franjas horarias distintas, Joel (hijo de kalel), Priscila, la Princesa Melón, un librero judío, Guacimara y un servidor "discutimos" durante todo el tiempo que duró el encuentro. Innumerables puyas y todo tipo de improperios volaban vía internet de una parte a otra del mundo. Como si fuera gratis.


Todos separados muchos kilómetros de distancia, pero disfrutando del partido alrededor de una misma e improvisada mesa. Puede ser que no fuera nada más que una casualidad. O puede ser que necesitáramos pasar un rato juntos después de tanto tiempo. Cualquier cosa es posible. Lo que me pareció evidente es que se intuían sonrisas desde todos esos reinos. Y que poco importaba quien ganara la copa.

martes, 2 de diciembre de 2008

CUATRO GATOS EN SHIBUYA

Cruce de Shibuya. Todos lo habréis visto en alguna película o documental. O no. El distrito de Shibuya es uno de los más animados de Tokio. Grandes edificios y comercios por todos sitios. Pero sobre todo gente, mucha gente. Es a lo único que no logro acostumbarme del todo. Me sigue sorprendiendo la peña que hay a todas horas en todos sitios. A su rollo, uno detrás de otro corriendo como si sólo estuvieran ellos. Sensación extraña la de estar con tanta gente y sentirse tan solo.

Se estima que lo pisan un millón de personas al día, siendo el cruce más transitado del mundo. Tiene pasos de peatones en todas las direcciones por lo que queda literalmente invadido cuando los semáforos paran el tráfico rodado. Aunque tampoco es para tanto. Hay más gente un sábado de feria en los mojitos. Mae mía. Qué buenos los mojitos, la virgen.

Hay mil vídeos en la red pero estos son los que he grabado yo. El primero desde la estación de metro y el segundo en primera persona atravesando el famoso paso.





¿Alguien se atreve a cruzar al estilo Albacete por la calle Ancha con los semáforos en verde y pasando coches?

¡Un abrazo!

jueves, 30 de octubre de 2008

SHIBUYA 2486

Aunque no todo el monte es orégano. El sábado pasado volví a quedar con la gente del cumpleaños de mi primer fin de semana en Japón. El plan era simple: salir a muerte. La cita era a las once en la plaza de Hachiko en Shibuya (tengo que hablar un día de esta zona). Pero antes tenía una cita para cenar con Guille y Nerea. Me monto en mi nueva bici y voy a la estación, cojo el metro hasta Ikebukuro (donde hago transbordo) y es allí donde empiezo a comprender que algo no va bien. Me he dejado el DNI, cuando me especificaron claramente la importancia de llevar una identificación con foto para poder entrar a la discoteca. ¡Diooos! Estaba a medio camino ya. Metro a mi estación, bici de nuevo (a punto de saltarme los dientes con un coche), llego a casa y cojo el DNI.


Bici, metro (vuelta a pagar), Ikebukuro y por fin Shibuya. Me disculpo por el retraso y nos vamos a cenar. Todo iría bien a partir de entonces. Agua. Terminado la cena y dada mi escasa habilidad comiendo con palillos me dispongo a coger un trozo de carne y lo dirijo al platito de salsa de soja, pierdo el equilibrio por el camino y la carne cae en la salsa poniéndome perdida la camiseta. Y ya iban dos. Sabéis cuando no sabes si reirte o llorar por algo y te tiembla el ojo solo. Pues eso.



El resto de la noche transcurrió extrañamente bien, pero cone esa sensación de calma tensa temiendo que la sartén saliera otra vez a pasear. Pero no. Nos lo pasamos muy bien y tuvieron que echarnos de allí con las primeras luces del alba. Volviendo a casa ya se me habían olvidado los percances. Shibuya-Ikebukuro-Wakoshi en metro y bici de nuevo. La guinda se la guardaba el demonio para última hora. Había olvidado la tarjeta RIKEN para acceder al campus. Pero me queda la baza de que una de las puertas laterales se abre con código, 2486. Perfecto. Puerta lateral 2486. Sonido malo y luz roja. No puede ser, estoy seguro que es ese. 2486. Nada. Chacho chacho. Una vez más 2486. Puerta bloqueada.
Tuve que allanar mi propia casa saltando la valla. Habría sido fácil si no hubiera tenido que pasar también la maldita bicicleta. Al llegar, indignado, voy a comprobar el código. Así que si venís a verme la puerta lateral se abre con la combinación 2846. Lo habría jurado.

¡Buen finde!