Me quedaba por enseñar por donde me muevo los días de diario. Trabajo y vivo en el campus donde está el instituto de investigación RIKEN. Este centro se encuentra en Wako (metro Wakoshi), un barrio a las afueras de Tokio. Se tarda unos 30 minutos en metro en llegar a la estación de Shinjuku, la más transitada del mundo. Os dejo el enlace al plano de metro de Tokio por si queréis verlo. Pues en esta ciudad gigante, yo sólo tengo que caminar 30 segundos desde la puerta de mi casa hasta el edificio donde está mi laboratorio.
Ahí me tenéis haciendo como que trabajo. Este es mi cubículo. Alrededor hay un montón como el mío lleno de japoneses que no se cantean del sitio en todo el día. Me piden disculpas cuando vienen a decirme algo, por si molestan. Y yo que estoy deseando que alguien venga a verme. Han venido prácticamente todos a preguntarme si de verdad cocino. Aquí que un hombre cocine es una locura. Ya había oído que la sociedad japonesa era bastante machista, y la verdad que eso se ve enseguida.
Este es un vídeo que he hecho para que veáis mi hogar. Ya sabéis que estáis invitados a venir. Es pequeño pero echamos unos colchones al suelo y a correr. Cabemos lo menos trescientos.
¿Qué os parece la mansión?
miércoles, 1 de octubre de 2008
lunes, 29 de septiembre de 2008
TOKIO AT NIGHT
Como os dije el sábado llegué casi a las diez de la noche a mi casa. Tenía quince minutos para arreglarme y salir porque a las once había quedado y vivo bastante lejos del centro. Estaba hecho polvo, pero era la primera vez que salía aquí y había que darlo todo. Por supuesto llegué tarde. Y aquí no es como en España. La gente llega a su hora y es una ofensa hacer lo contrario. No volverá a pasar.
Fuimos al Club Pure de Shibuya. La entrada 3500 yenes (unos 20 euros). No es barato, pensé. Pero pa´dentro por supuesto. Bueno pues en el cumpleaños éramos diez personas, nueve japoneses y yo. De ellos podía comunicarme en inglés-español con tres.
La cosa es que fuí a pedirme algo a la barra (es en el único momento que intentó hablar algo de japonés) y resulta que no había que pagar. Eso es. Me indican que con la entrada hay barra libre toda la noche (all you can drink, me dice el tío). La entrada no era tan cara como yo pensaba. Evidentemente esto no funcionaría en España.
El resto de la noche pues os podéis imaginar; bailoteos y conversaciones con todo quisqui. Al principio los japoneses son muy fríos y no puedes ni darles la mano al saludarles, pero en cuanto cogen confianza, venga abrazos y risas.
Me encontré hasta con dos españoles que habían aprovechado la barra libre por todo lo alto. Iban ciegos como monos y me decían todo el rato, ¡qué buenas que están las asiáticas!, ¡hoy pillamos seguro, muy mal se nos tiene que dar! Y se acoplaron al cumpleaños a tantear el terreno. De genios. A las cinco de la mañana despedida y cierre.
Inesperadamente yo acabé la noche hablando fluido con los 9 japoneses y siendo más amigos que gorrinos, y los españoles, delante de mí camino a su hotel comentando la jugada y preguntándose que es lo que había podido fallar.
¿Os gustan las fotos? ¡Un abrazo!
Fuimos al Club Pure de Shibuya. La entrada 3500 yenes (unos 20 euros). No es barato, pensé. Pero pa´dentro por supuesto. Bueno pues en el cumpleaños éramos diez personas, nueve japoneses y yo. De ellos podía comunicarme en inglés-español con tres.
La cosa es que fuí a pedirme algo a la barra (es en el único momento que intentó hablar algo de japonés) y resulta que no había que pagar. Eso es. Me indican que con la entrada hay barra libre toda la noche (all you can drink, me dice el tío). La entrada no era tan cara como yo pensaba. Evidentemente esto no funcionaría en España.
El resto de la noche pues os podéis imaginar; bailoteos y conversaciones con todo quisqui. Al principio los japoneses son muy fríos y no puedes ni darles la mano al saludarles, pero en cuanto cogen confianza, venga abrazos y risas.
Me encontré hasta con dos españoles que habían aprovechado la barra libre por todo lo alto. Iban ciegos como monos y me decían todo el rato, ¡qué buenas que están las asiáticas!, ¡hoy pillamos seguro, muy mal se nos tiene que dar! Y se acoplaron al cumpleaños a tantear el terreno. De genios. A las cinco de la mañana despedida y cierre.
Inesperadamente yo acabé la noche hablando fluido con los 9 japoneses y siendo más amigos que gorrinos, y los españoles, delante de mí camino a su hotel comentando la jugada y preguntándose que es lo que había podido fallar.
¿Os gustan las fotos? ¡Un abrazo!
domingo, 28 de septiembre de 2008
DE TURISMO POR TOKYO
Primer fin de semana aquí. Y para ser el primero no estuvo mal. Hacía años que no me despertaba a las nueve un sábado. Desde que llegué aquí duermo como una morsa. Y lo del jet lag ya no puede ser. Eso se tiene que haber pasado.
Me fuí para Akihabara, la Meca del friki, el paraíso de los amantes de la tecnología. Nada más bajar del metro te quedas con la boca abierta. Calles llenas de centros comerciales y pequeñas tiendas con mercado de segunda mano (Joel vas a disfrutar en este barrio). Un día os hablaré de él más despacio. Yo me quería comprar una cámara digital así que allí que me fuí. Empecé con una de las baratitas, pero como siempre me lío me lío...total por 1000 más...esta que tiene un megapixel más...y me acabé comprando el pepino más pijo que tenían en la tienda. Maldita sea. Las doce y me llamaron al móvil japonés. Eran Guille (informático) y Nerea (aficionada a los mapas ;)), dos chicos que conocí por su blog y con los que había quedado en vernos algún día. Iban a hacer un poco de turismo así que quedamos para ir juntos. Fue un placer poder hablar un rato español. Dimos un paseo en barco y visitamos unos jardines con reproducciones de algunas montañas japonesas. Era curioso no poder hacer una foto sin que de fondo saliera un edificio enorme.
Comida en un chino y a ver la Tokyo Tower, una antigüa torre de telecomunicaciones desde donde hay unas vistas increíbles de la ciudad. De ahí a tomarnos una cervecita a un Pub Irlandés. Cómo había Happy Hour tuvimos suerte y sólo pagamos 5 euros por cerveza. Una fiesta. Después nos despedimos porque yo tenía que volver a casa a ducharme que a las once había quedado con mis amigas japonesas para ir a la fiesta de cumpleaños de una de ellas. No me dió casi tiempo a nada. Ducha gitana y a patear las calles otra vez. La fiesta fue en un club de Shibuya. Otra vez todo japoneses. Os cuento en la próxima porque me lo pasé de escándalo. Resulta que aquí también se pelotea.
Os dejo con un pequeño vídeo que grabé desde la torre. ¡Qué vaya bien la semana!
Me fuí para Akihabara, la Meca del friki, el paraíso de los amantes de la tecnología. Nada más bajar del metro te quedas con la boca abierta. Calles llenas de centros comerciales y pequeñas tiendas con mercado de segunda mano (Joel vas a disfrutar en este barrio). Un día os hablaré de él más despacio. Yo me quería comprar una cámara digital así que allí que me fuí. Empecé con una de las baratitas, pero como siempre me lío me lío...total por 1000 más...esta que tiene un megapixel más...y me acabé comprando el pepino más pijo que tenían en la tienda. Maldita sea. Las doce y me llamaron al móvil japonés. Eran Guille (informático) y Nerea (aficionada a los mapas ;)), dos chicos que conocí por su blog y con los que había quedado en vernos algún día. Iban a hacer un poco de turismo así que quedamos para ir juntos. Fue un placer poder hablar un rato español. Dimos un paseo en barco y visitamos unos jardines con reproducciones de algunas montañas japonesas. Era curioso no poder hacer una foto sin que de fondo saliera un edificio enorme.
Comida en un chino y a ver la Tokyo Tower, una antigüa torre de telecomunicaciones desde donde hay unas vistas increíbles de la ciudad. De ahí a tomarnos una cervecita a un Pub Irlandés. Cómo había Happy Hour tuvimos suerte y sólo pagamos 5 euros por cerveza. Una fiesta. Después nos despedimos porque yo tenía que volver a casa a ducharme que a las once había quedado con mis amigas japonesas para ir a la fiesta de cumpleaños de una de ellas. No me dió casi tiempo a nada. Ducha gitana y a patear las calles otra vez. La fiesta fue en un club de Shibuya. Otra vez todo japoneses. Os cuento en la próxima porque me lo pasé de escándalo. Resulta que aquí también se pelotea.
Os dejo con un pequeño vídeo que grabé desde la torre. ¡Qué vaya bien la semana!
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