Pero en Mayo. Que debe ser una sucia herejía para los puristas de la fiesta. Pero así están las cosas. La última semana de este mes, se celebra en el parque de Hibiya de Tokio, una réplica del conocido festival de otoño de Munich.
No sé si me paso de simplista, pero el asunto va de mesas, gente; y música, cervezas y salchichas alemanas. Lejos de mi intención que mi tono sea negativo, es la combinación perfecta para un soleado sábado japonés. Y allí estuvimos para vivirlo, a muchos kilómetros de donde tiene su origen este gran acontecimiento cervecero.
Pero hay que hablar del pero. Los precios establecidos en las distintas carpas son desmesurados. No hablaremos de cifras, que parece que está feo, pero es un desfase. Y fuimos a comprarnos una. Y prometimos dura y dolorosa venganza contra todos ellos, si no era la mejor cerveza que nos habíamos bebido en nuestras vidas.
Tuvieron suerte esta vez.
¡Un abrazo!