El sabor de este pan es muy bueno, pero cada barra pesa un quintal, y eso lo hace inservible para hacer bocadillos y demás emparedados. En ese punto decidí empezar a investigar cómo conseguir que fuera más ligero, y después de leer unos consejos por internet, me propuse conseguir hacer pan del tipo baguette o similar. Eso sí, sin variar ni un ápice la receta de la masa. Sólo con cambios al amasarla y tratarla.
Una vez amasada y fermentada, toca darle forma. Cosa que puede parecer fácil, pero sólo a base de tiempo he conseguido que no salgan churros deformes. De ahí, a la bandeja y a esperar un ratico más.
Y ya sólo nos queda hornear durante 30 minutos aproximadamente y comprobar qué ha salido de todo esto.
La prueba de fuego fue comprobar que el pan servía para lo que había sido concebido, por lo que preparé, a renglón seguido, una hamburguesaca con uno de los panes rerdondos.
¡Qué tengáis un buen fin de semana!