Entre los que gustan arriesgar su imperio y los que aman hacerse con dinero fácil, no parece raro que haya surgido un oasis como este para el juego. Aunque si algo curioso que sea en las puertas de un país que, por un lado, prohíbe con sus estrictas leyes este tipo de práctica y, por otro, promueve los megacasinos en esta región administrativa de China.
Dejando la más que probada hipocresía humana de lado, Macao estuvo bajo dominio portugués hasta 1999, y en la actualidad sigue conservando el idioma portugués, junto al chino, como lengua co-oficial. Además, aunque el gobierno es designado directamente por China, el sistema legal sigue las pautas de las leyes portuguesas, lo que convierte a la zona en un limbo jurídico difícilmente explicable.
Y en medio de las discusiones entre chinos y portugueses, nos plantamos nosotros el verano pasado dispuestos a tomarle el pulso a esta ciudad dividida en zona continental (zona centro) e islas (Taipa y Coloane). Uno no puede dejar de compararla con Las Vegas, y cierto es que estéticamente no se le puede negar el parecido. Pero como ciudad concebida para el ocio y el desfase, me quedo de lejos con la gran urbe del estado de Nevada. Y es que aquello es una cosa muy loca.
No sufráis. No es un lugar donde os vayan a faltar unas buenas partidas de póker ni unas escapadas nocturnas. Por no faltar, no faltó ni el desenlace de la gran operación jabugo que comenzara allá por marzo después del gran pelotazo. Jamonazo del que dimos cuenta en la habitación del hotel, para sorpresa de sus empleados de limpieza.
¡Un abrazo!