miércoles, 11 de septiembre de 2013

EMPUJADORES

Se apagan pausadamente las elevadas temperaturas que nos han mantenido activos y pletóricos durante los últimos meses. Se oscurecen las tardes prematuramente, se mueren los rayos de sol antes siquiera de poder calentar un ápice de esa piel que ya pierde su color caoba por momentos. Se apaciguan las ruidosas y alegres risas estivales para dar paso a una época tenue, fría, casi dañina para el carácter.

Se ha terminado el verano.

Y en verano los blogs se duermen, y éste para no ser menos, ha permanecido latente, hablando pero flojo, a raticos nada más, esperando a que septiembre le diera paso para repasar cada una de las noches de verano. Muchas noches llenas de viajes recorriendo nuevos rincones de Japón, España e Indonesia. No todo tiene que ser malo (o al menos es hora de querer verlo así) y partir de este mismo momento aquí estaré contando historias sobre esas aventuras pasadas y sobre ilusiones y proyectos futuros. Esto es lo que hay cuando vives en una rutina de ciclos infinitos.

Y en una pequeña parte de uno de esos diabólicos bucles es cuando suena fuerte el despertador de nuevo, cuando llega el momento de levantarse temprano para comenzar el primer día de trabajo. Esa primera y depresiva jornada de vuelta a la rutina. Y para colmar los males, uno se dirige a coger el transporte público para que la cruda realidad le devuelva a la vida de antes de aquel fantástico verano.

Y allí encuentra a quien le de un empujoncito para tomarse el retorno de otra manera.




*Vídeo grabado y cedido a este blog por el gran Chema.