En estos primeros días intento volver a pensar en japonés. Aunque ya estuve aquí no es fácil cambiar de tercio. Ejemplo práctico. Llego la tarde del lunes al laboratorio después de 24 horas de viaje. Me espera el gran Shimozono san para darme la bienvenida con las llaves de mi nueva casa y una carta de la secretaria del departamento:
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Querido Ferichan: Mañana tenemos que ir al ayuntamiento de la ciudad de Wako para solicitar tu empadronamiento. Después iremos al banco para abrirte una cuenta. Nos vemos a las 8:15 en la puerta de la estación. Si tienes jet lag o te encuentras cansado llámame por favor. Saludos. Hiroko"
¿¿A las ocho y cuarto de la mañana?? Madre de Dios, que acabo de llegar.
Punto para España. Decido no ser un blando y acudir a la cita. Sabiendo el percal llego a y catorce, un minuto exacto después llega Hiroko. Aquí siempre puntualidad absoluta.
Punto para Japón. Me dice que viene a por nosotros el jefe del laboratorio para llevarnos en coche. Flipo.
Punto para Japón. Los tres al ayuntamiento. Llegamos y nos recibe una funcionaria en la entrada, que nos acompaña a la mesa correspondiente donde nos esperan otros dos funcionarios sonrientes y reverenciantes para atendernos.
Punto, punto, punto y punto. Después de diez minutos acabamos los trámites, por cierto, gratuitos. Nos vamos al banco
Mitsubishi. Nos recibe una empleada en la puerta para informarnos y darnos la bienvenida.
Japón vuelve a pegar. Hay que rellenar un impreso en japonés, pero tiene que hacerlo el titular de la cuenta. Le explico que no sé escribir. Lo mismo me da. Ahí me teniáis copiando dibujitos en un impreso exacto que a mi lado rellenaba Hiroko. Absurdo.
Punto para España. Vamos a ventanilla y presentamos lo necesario. Después de darnos las gracias cincuenta y seis veces nos da un cartelito con un número para que esperemos en el sofá de enfrente a que la libreta esté lista. Me dan el 1. Cosa comprensible ya que sólo estoy yo en el banco. Tratad de imaginar mi cara esperando mi turno en un banco sin más clientes con un cartel rojo con un 1.
Punto para España.
Son las diez de la mañana, llevo 15 horas aquí y ya soy ciudadano legal y tengo poderes financieros. Recibo mi nueva libreta de ahorro, después de muchos formalismos y papeleo y exigencias burocráticas me entregan lo siguiente:

Y es que cada sitio tiene sus cosas.
¡Un abrazo!
Chiqui.