domingo, 2 de marzo de 2014

EL VÁTER PARA NO INICIADOS

Uno de los mayores temores del viajero que emprende rumbo a Japón es si va a ser capaz de comprender o, al menos, hacerse entender en este país. Lo más optimista que podría deciros es que sí, pero tampoco sería del todo cierto, así que os diré que de hambre uno no se muere, pero en que ciertos momentos la comunicación es del todo imposible sino hablas japonés. Así, te puedes ver frente a la puertas de unos baños públicos sin saber cual es la puerta de los maromos y cual la de las señoras, porque sólo hay un kanji que tú no entiendes, y ningún símbolo universal que te de una pista de donde debe amerizar tu nave.

Como de todo hay en la viña del señor, hay quien se preocupa de las personas que no dominan el idioma para guiarlas y llevarlas por el buen camino. Y así me encontré yo este artilugio la pasada semana en los servicios de una empresa:


Una consola de mandos para manejar el típico váter japonés, pero en este caso con un esquema en inglés adjunto para explicarte las funciones básicas: apertura y cierre de las tapas (sino ya me contarás tú a mí como empezamos), presión de agua del chorrico (cinco posiciones para trabajos mas y menos arduos), botón para parar (imprescindible en un sistema adictivo como éste), y lo que ellos llaman limpieza frontal (dibujo cara de chica) y limpieza trasera (dibujo del ojete), que no es más que la orientación que seguirá el chorrico en su parábola celestial. Visto así, fácil fácil.

Lo que ocurre es que esto no termina aquí. Este sencillo esquema esconde un sistema mucho más complejo que se descubre abriendo una tapa de la consola que nos deja al descubierto un nuevo mundo incomprensible que estaba ahí, pero que en nuestra bendita ignorancia desconocíamos que existía:


Las funciones básicas siguen estando ahí, pero muchas otras se agolpan a los lados esperando a ser aprovechadas para nuestra propia higiene y beneficio. ¿Sabéis cuáles son esas funciones disfrazadas ahora de kanjis? Pues eso me pasa a mí cada diez minutos en estas tierras dejadas de la mano de Dios.

¡Buena semana majetes!