Situémonos. Cascadas de Kawazu, península de Izu. En el camino de acceso a las siete cascadas nos encontramos el siguiente comercio.
Pero estudiémoslo con más detalle.

1) La tienda llama tu atención porque te gustan las plantas, curioseas el género.
2) Decides que un día es un día y que te vas a comprar una. Eliges la que más te mola.
3) Coges una bolsa para transportarla.
4) Depositas los 500 yenes en la caja destinada al efecto.
¿Hay dependiente? ¿Existen cámaras de seguridad? ¿Alguien te obliga a pagar? Pues no, nada de eso. Es tan sencillo como imposible de entender en otros lugares. Pero aquí funciona y eso es suficiente.
Prueba de ello es que nuestra querida Nerea se hizo con una de las planticas siguiendo todos los pasos antes descritos.
¿O no la pagó?
¡Un abrazo!