jueves, 20 de enero de 2011

SEGÚN LO MIRES


Será el próximo día 24. Uno más al saco blanco de las experiencias y uno menos para un final que aún no tiene fecha. O nadie me la ha dicho. Tendré que volver a pasar por una de esas primeras veces. Otra de tantas que hacen que veas ese día diferente. Y lo distinto renueva y mantiene el agua corriendo. Y lo nuevo y fresco despierta. En Japón aprenderé a contar hasta más de treinta, y no es si no algo más que me llevaré agradecido de esta tierra.

Despierto se hace inevitable que todo ande de vueltas en tu cabeza. No es que quiera olvidar el peso cargado hasta ahora. De eso nada. Que me ha pesado un huevo, y me cuesta el otro conseguirlo. Pero ahora quiero más. Quiero no sentir los riñones de llevar a cuestas lo nuevo. Eso sí, guardemos silencio por respeto a los que duermen. Con lo bien que se está en la cama calentito, tapado hasta los ojos. Pero hoy aún no es mi día. No todavía. Mañana me acuesto.

Ni la cosa va de balances, ni de cuentas pendientes, ni de explicaciones inexplicables, sólo de que te cuadre el color que tiene tu vida esta mañana. De que te levantes cada día deseando que pasen las horas para vivirlas, de que tengas ganas de que mañana supere con creces a tú ayer. O nada de todo eso. Esta es mi vara de medir el vaso, pero, mire usted, nos puede valer cualquier.

Yo, de momento, lo sigo viendo medio lleno.

miércoles, 19 de enero de 2011

BONENKAI 忘年会


Así se denomina a las cenas de empresa, fiestas de trabajo o reuniones de amigos que tienen lugar durante los últimos días del año. En traducción libre y gratuita sería "fiesta para olvidar el año". Se refiere, naturalmente, a ponerse finos catalinos de copas y cervezas, y dejar atrás los problemas y malos momentos pasados de los últimos doce meses. Normalmente, además, y una vez alcanzado un estado lamentable, abrazado con gente que trabaja a dos metros de tí, y con la que no cruzas una palabra ni antes ni después de esa fiesta. No sé si os suena de algo.

No esperaba yo mucho, tras temporadas de vivir las míticas cenas de becarios de mi anterior trabajo. Y divertido fue, desde luego, pero no me vaya usted a comparar. Perfecta organización en el bonenkai de mi laboratorio, puntualidad absoluta, mesura milimétrica. Hasta que empezó la plebe a encebollarse. Esa parte me la salto, por supuesto, y por respeto a la inmunidad secreta con la que cuentan las noches.

Proponen juego. Una pantalla gigante y un ordenador con un programa para dibujar. Alguien tiene que pintar a uno de los miembros del laboratorio y el que acierta primero se lleva un regalo. Con este maldito ratón poco se puede hacer, así que el juego se hace complicado.

Alguien dibuja esto.


Como cinco personas al unísino gritan: "¡Ferpichan!". Y se parten el ojete.

¿Pero dónde estoy yo ahí? Yo sigo mirándolo y no me veo.

Hay que joderse.


*Cerveza Alhambra cortesía de Carlos e Irene.

martes, 18 de enero de 2011

TOSHO-GU, NIKKO 日光東照宮


Nikko es uno de esos sitios que me parecen inevitables en una primera experiencia por Japón. Todo son ventajas. Está cerca de Tokio, hay muchos templos y santuarios preciosos en plena naturaleza y encima ofrece una gran variedad de alojamientos tradicionales de calidad, la gran mayoría, con su particular onsen o baño japonés.


Dentro del complejo de templos, declarado Patrimonio de la Humanidad, destaca el santuario sintoísta de Tōshō-gū, famoso por sus tres monos sabios. Y es que cualquier cosa que tenga un mono cerca acaba triunfando. Es evidente para cualquiera que acabarán dominando el mundo.




Este grabado de madera es interpretado de muy diversas formas, una de las más fiables dice, que estos simpáticos simios expresaban la voz del pueblo criticando al sistema impuesto por el poder. Haz como que no escuhas ni observas las injusticias y, por supuesto, guarda silencio.




El impresionante santuario fue construido en 1634, en tan sólo dos años, como mausoleo para el gran shōgun Tokugawa Ieyasu, y pretendía mostrar el poder y el esplendor del clan Tokugawa.



Uno de los detinos del próximo viaje ALBACETE-JAPÓN EXPRESS, que este blog organiza para la Semana Santa 2011. Allí, nos alojaremos en el Ryokan Hoshinoyado, donde podremos disfrutar de su balneario, y degustar una auténtica cena tradicional japonesa.



Ver, oir y callar.

lunes, 17 de enero de 2011

LOS REYES JAPONESES

Tenía yo el temor de que, entre lo malo que había sido y lo lejos que estaba, no aparecieran este año para dejarme, al menos, lo que me mereciera. Pero vinieron. Y como tenían tantas maletas para facturar en los camellos, me trajeron todo lo que les había pedido en mi carta. Y más. Se me escapa qué habrá que hacer para recibir carbón. No debe haber forma humana.

Pazwato me hubiera quedado cualquier otro seis de enero con todos los obsequios recibidos. Pero no este. Sus majestades se adaptan perfectamente a las circustancias coyunturales de todos los niños. Y como en el argumento de cualquier película americana de tres al cuarto, lo primero que hicieron es traerme a mi familia para que pudiera compartir con ellos mi nuevo mundo. No entraré mucho más en detalle, pero sólo puedo decir que ha sido increíble. Imposible tasar el valor de ver con mis ojos la ilusión de mi madre gritando "¡qué han venido los reyes! ¡qué han venido los reyes!", otro año más. Absolutamente imposible.

Agradecimiento sincero a todos y cada uno de los que vinieron por su presencia y su cariño y, como no, por los presentes que portaban. Familia aparte, muchas gracias a Nicanor, Laura, Lolín y Mireia por sus regalicos. Os aseguro que aquí su valor se multiplica. Disfrutaré de los embutidos, de los vinitos y el queso como lo merece.



Igual que si me hubiera tocado una cesta de Navidad en una rifa oye.

Este año ya me toca ser bueno. Este año sí. ;)

¡Un abrazo!

domingo, 16 de enero de 2011

RESTAURANTE SANT PAU

Era uno de esos asuntos pendientes en mi lista inacabada de mi anterior estancia en Japón. Y tenía que resolverlo, porque el picor ya empezaba a ser un tanto molesto. El reconcome que se llama. Ni siquiera recuerdo de cómo me enteré de que a la señora Carme Ruscalleda, se le había ocurrido un día de Mayo, abrir un local en Tokio gemelo al que regenta en algún lugar perdido entre Barcelona y Gerona.

El problema de base era que el precio de sus viandas está directamente proporcionado con el tamaño del saco de estrellas de la Guía Michelín que guarda en sus bodegas. Ahora bien, si uno puede ir entre semana, en día no festivo y a mediodía, pues entonces la cosa cambia. En esta opción, por 5500 yenes (unos 50 euros), nos ofrecen un menú compuesto por cuatro minitapas, un entrante, un segundo plato a elegir y una selección de postres que se te va la cabeza. Todo ello muy bien acompañado por un pan casero excelente (me debí comer catorce trozos) y un café del que no te encuentras por aquí. Bebida, ea, no incluida.

Al lío. Algunas de las minitapas.






Nuestra encantadora Maldita, disfrutando del entrante de foie.



Y para continuar con la fiesta, carne o pescado. Elige tú, que a mí me da la risa.




El festival terminó con un postre de chocolate y vainilla de locura, piruleta de amaretto, trufas de chocolate y galleticas de crema.





El equipo que se atrevió con tamaña expedición estuvo formado por los incombustibles Guillermo y Nerea, que hablan hoy en su blog de esta misma experiencia, un servidor y Laura, más conocida en tierras murcianas como la princesa melón, que se encontraba de visita en la ciudad.



Días más tarde, no me quedó otra salida que volver a que mis padres y hermana comprobaran in situ la calidad del lugar. Llanos, hermanica, nos acordamos mucho de tí.



Un lujo casi obsceno para el paladar por un precio relativamente asequible. Y además, nos fuimos con un pan debajo del brazo. Pero eso es algo de lo que hablaremos otro día.

¡Qué tengáis buena semana!