jueves, 30 de octubre de 2008

SHIBUYA 2486

Aunque no todo el monte es orégano. El sábado pasado volví a quedar con la gente del cumpleaños de mi primer fin de semana en Japón. El plan era simple: salir a muerte. La cita era a las once en la plaza de Hachiko en Shibuya (tengo que hablar un día de esta zona). Pero antes tenía una cita para cenar con Guille y Nerea. Me monto en mi nueva bici y voy a la estación, cojo el metro hasta Ikebukuro (donde hago transbordo) y es allí donde empiezo a comprender que algo no va bien. Me he dejado el DNI, cuando me especificaron claramente la importancia de llevar una identificación con foto para poder entrar a la discoteca. ¡Diooos! Estaba a medio camino ya. Metro a mi estación, bici de nuevo (a punto de saltarme los dientes con un coche), llego a casa y cojo el DNI.


Bici, metro (vuelta a pagar), Ikebukuro y por fin Shibuya. Me disculpo por el retraso y nos vamos a cenar. Todo iría bien a partir de entonces. Agua. Terminado la cena y dada mi escasa habilidad comiendo con palillos me dispongo a coger un trozo de carne y lo dirijo al platito de salsa de soja, pierdo el equilibrio por el camino y la carne cae en la salsa poniéndome perdida la camiseta. Y ya iban dos. Sabéis cuando no sabes si reirte o llorar por algo y te tiembla el ojo solo. Pues eso.



El resto de la noche transcurrió extrañamente bien, pero cone esa sensación de calma tensa temiendo que la sartén saliera otra vez a pasear. Pero no. Nos lo pasamos muy bien y tuvieron que echarnos de allí con las primeras luces del alba. Volviendo a casa ya se me habían olvidado los percances. Shibuya-Ikebukuro-Wakoshi en metro y bici de nuevo. La guinda se la guardaba el demonio para última hora. Había olvidado la tarjeta RIKEN para acceder al campus. Pero me queda la baza de que una de las puertas laterales se abre con código, 2486. Perfecto. Puerta lateral 2486. Sonido malo y luz roja. No puede ser, estoy seguro que es ese. 2486. Nada. Chacho chacho. Una vez más 2486. Puerta bloqueada.
Tuve que allanar mi propia casa saltando la valla. Habría sido fácil si no hubiera tenido que pasar también la maldita bicicleta. Al llegar, indignado, voy a comprobar el código. Así que si venís a verme la puerta lateral se abre con la combinación 2846. Lo habría jurado.

¡Buen finde!

martes, 28 de octubre de 2008

Y YO CON ESTOS PELOS

Y la casa sin barrer. La semana pasada me armé de valor y decidí ir a la peluquería. Ya intuía yo que no iba a ser fácil. Elegí una cerca del trabajo. Típico sitio de barrio. Me siento a esperar y ya voy viendo que la comuncicación no va a ser posible. Mis cuatro palabras en japonés y su inexistente inglés no iban a dar para mucho. Pero me equivocaba.


Como se puede ver por fuera nada especial. Me sientan y empiezo a explicarles gesticulando córtame así, asá. El tío mirándome con jeta de no enterarse ni papa así que me dice algo en japonés y yo le digo que sí, dale como sea y a correr. Bueno, pues los dos chicos que trabajaban allí se pasaron el rato enseñándome mapas de España, que si la paella, que si olé. Todo esto con la ayuda de una libreta donde tenían apuntadas frases en inglés. Después de cada pregunta (fueron setenta): "sumimasen" diez veces (disculpe) y reverencia. La verdad que eran graciosos y me reí un rato. El más sonado el elemento de la segunda foto.



Las diferencias que pude encontrar fueron el tiempo (fue mucho, como una hora) y el precio claro (2600 yenes, 21 euros), pero por lo demás más de lo mismo: los peluqueros eran mariposas locas (obsérvese la pluma en las fotos) y no paraban de hablar ni un momento.

Me trataron muy bien así que ya he encontrado la peluquería de mi barrio. Al acabar nos hicimos unas fotos, me regalaron unas bolsas de frutos secos y un vale para una cerveza, y salieron a despedirme a la puerta. Unos genios.

¡Saludos!

lunes, 27 de octubre de 2008

TSUKIJI (築地市場)

Nombre del mercado de pescado de Tokio, una lonja gigante que surte a toda una ciudad en la que el pescado es base de la dieta diaria. Hace tiempo que los compañeros de laboratorio querían organizar una visita y el sábado pasado fue la fecha elegida. Aquí todo se organiza con mucho tiempo, te avisan de un partido de fútbol con dos semanas de antelación o cinco días antes de que vamos a ir a tomar una cerveza. En fin. Abre tu mente.
Pero para ver el espectáculo hay que ir temprano así que quedamos ¡a las CUATRO Y MEDIA de la mañana! Me preguntaba si era al único que le parecía una locura porque los demás tan contentos de ir de excursión.


Cientos de puestos de venta, coches-carro a toda velocidad por las estrechos pasillos, gente haciendo fotos. Se juntan el negocio y la curiosidad de los turistas, una mezcla que entorpece el ritmo de los trabajadores. Vamos que los guiris estamos allí dando por saco y no parece gustarles mucho. Pero así es la vida.


En otra zona se pueden observar las subastas de atunes, pero por lo visto, no fuimos lo suficientemente temprano. Somos unos vagos occidentales. Después del paseo a desayunar a un local dentro del mismo mercado. Una caña y pescado crudo (salmón, atún, anguila..) a las siete de la mañana. El enésimo desafío a mi maltrecho estómago.


A las once vuelta al hogar a sobarla. Tenía que descansar porque por la noche teníamos fiesta gitana en Shibuya. Lo cuento en la siguiente. Os dejo con foto de equipo de los pescadores de agua dulce: cuatro japonesas, dos alemanes, un belga, una brasileña y tres españoles.


Para mí hoy es lunes que aquí hemos tenido un pequeño puente, así que buena semana elementos.