Bici, metro (vuelta a pagar), Ikebukuro y por fin Shibuya. Me disculpo por el retraso y nos vamos a cenar. Todo iría bien a partir de entonces. Agua. Terminado la cena y dada mi escasa habilidad comiendo con palillos me dispongo a coger un trozo de carne y lo dirijo al platito de salsa de soja, pierdo el equilibrio por el camino y la carne cae en la salsa poniéndome perdida la camiseta. Y ya iban dos. Sabéis cuando no sabes si reirte o llorar por algo y te tiembla el ojo solo. Pues eso.
El resto de la noche transcurrió extrañamente bien, pero cone esa sensación de calma tensa temiendo que la sartén saliera otra vez a pasear. Pero no. Nos lo pasamos muy bien y tuvieron que echarnos de allí con las primeras luces del alba. Volviendo a casa ya se me habían olvidado los percances. Shibuya-Ikebukuro-Wakoshi en metro y bici de nuevo. La guinda se la guardaba el demonio para última hora. Había olvidado la tarjeta RIKEN para acceder al campus. Pero me queda la baza de que una de las puertas laterales se abre con código, 2486. Perfecto. Puerta lateral 2486. Sonido malo y luz roja. No puede ser, estoy seguro que es ese. 2486. Nada. Chacho chacho. Una vez más 2486. Puerta bloqueada.
Tuve que allanar mi propia casa saltando la valla. Habría sido fácil si no hubiera tenido que pasar también la maldita bicicleta. Al llegar, indignado, voy a comprobar el código. Así que si venís a verme la puerta lateral se abre con la combinación 2846. Lo habría jurado.
¡Buen finde!