Cómo decía el maestro Sabina como sale gratis soñar, yo si me dejan, como él, me voy a probar otras vidas para ver cómo me sientan. Cuantas más, mejor sabré en cuál es más conveniente echar el alto. No os asustéis, no me voy a enrolar en un barco pirata con un par de tibias y una calavera por bandera. Nada más lejos. Aunque de esto último ya hice mis pinitos no hace tanto y no descarto algún día volver a intentarlo.
El día 22 de junio es el Día E, o lo que es lo mismo, la jornada en la que se celebra la fiesta de todos los que hablamos español. Esta iniciativa del Instituto Cervantes quiere recordarnos que somos más de 500 millones de personas hablando este idioma en el mundo, la segunda lengua en número de hablantes nativos. Para ello todos los centros alrededor del planeta abren sus puertas para realizar actividades culturales para todos los públicos.
Pues bien, dentro de las actividades que se organizan en la sede de Tokio, se encuentra un concurso para que los profesionales de los restaurantes de la ciudad demuestren quién es el que cocina con mayor pericia uno de los platos estrella de la gastronomía española: la tortilla de patatas.
Tortillaza del Tío Chiqui
Pues la cosa es que voy a tener el gran honor de formar parte del jurado que decida qué tortilla se cuelga la medalla de oro en este certamen. Enorme responsabilidad que, por supuesto, asumo con una gran ilusión y con ganas de ver de qué son capaces los participantes.
Porque una tortilla la hace cualquiera sí, pero una de las buenas buenas, eso ya son palabras mayores. Yo mismo llevo años intentando mejorar mi propia receta (heredada de mi madre claro), y me temo que aún me queda mucho camino hasta conseguir que salga por encima de lo decente. Y eso que no hay que utilizar mucho: patatas, huevo, cebolla (este es el gran debate nacional), sal y aceite. Pues aún así, con toda esa sencillez, de vez en cuando pruebas unas tortillas de patatas por ahí que dan ganas de salir corriendo.
Intentando enseñar algo sobre hacer tortilla de patatas en las Clases de Cocina
Procuraré estar a la altura de las circunstancias. Lo que es seguro es que pasaremos un buen rato y pondremos todo lo que esté en nuestras manos para que sea un gran día. Si tienes un restaurante en Tokio y quieres demostrar que tu tortilla es la mejor de toda la capital nipona, puede apuntarte al concurso aquí. Pero recuerda, soy un juez incorruptible. ¡Ni lo intentes malandrín!
¡Un abrazo!