Ya te he dicho que estaré encantado de que vengas a verme, y además sabes que me hace ilusión. Serás recibido como mereces, aunque eso sólo quiere decir lo que dice. Que no es poco. Para que no tengas ningún problema, te cuento cómo llegar que es muy fácil. Atiende que luego no te enteras:
-Plántate en
Madrid Barajas. Desde
Albacete tienes trenes cada hora y autobuses que te dejan directamente en el aeropuerto (2,5 horas, 257 km y sobre 50 euros I/V).
-Súbete al primer avión que salga, sin miedo. Tienes que hacer escala porque a nuestra querida
Iberia aún no le ha salido poner un vuelo directo (18 horas, 10776 Km y con suerte 600 euros I/V).
-¡Ya estás en
Tokio! Espero. Una vez te asegures que sí, lo normal es que hayas aterrizado en el aeropuerto de
Narita (si estás en Haneda la hemos cagado). Pasa el control de pasaportes. Dirígete al control de maletas con cuidado y pon cara de póker. Contrólate. Nadie debe darse cuenta de que me traes jamón y queso o sería una auténtica desgracia.
-Ahora ve a las taquillas de venta de billetes de autobús. Una vez allí elegimos la empresa
keisei Bus. Pide un billete para
Wako-shi y pregunta a qué hora y dónde sale el próximo. No te preocupes que hablan inglés, pero no te acostumbres (1,5 horas, 80 km y 2800 yenes).
-Aprovecha el paseo para disfrutar de las primeras vistas de Tokio. No hay pérdida, tras noventa minutos la primera parada es mi barrio y allí te estoy esperando, ¿no me ves? ieeeeeeeeee ¡Dame un abrazo joer!

¡Bienvenido!