Un cocinero que trabajó un tiempo por Japón me asesoró de qué sitios podían estar bien para comernos unas tapicas. Y acabamos en un mesón-bar muy conseguido llamado Tío Danjo. Yo no esperaba gran cosa pero quede sorprendido. Un bar de tapas como cualquiera en España, gente tomando cañas de pie, buena comida y sin decoración cutre recargada. Y además bien de precio y con la carta en español y japonés. Cerveza Estrella de Galicia, jamón, queso manchego, bravas, croquetas y hasta callos.
En pleno noviembre y pudimos cenar al aire libre. Un lujo. De izquierda a derecha Sakurai-san, Fujioka-san, Shimozoño-san (lo de la ñ tiene su historia), Nerea, Peter, Katayama-san y Guille. Hablamos con el dueño que es japonés pero ha vivido en España muchos años. Durante algún tiempo tuvo un cocinero español aunque ahora todo el personal es nipón, pero son la monda porque todos se saben los nombres de los platos en castellano y puedes pedirles como si hablaras con Jose el de "El Gordo".
A última hora se unió Sato-san (foto arriba) y sólo diré que acabamos con las existencias de Albariño. Si me da la morriña desde luego no me importaría volver. Gran noche la de aquel día.
¡Un abrazo!