martes, 31 de enero de 2012

LOS JAPONESES Y EL TRABAJO

Tema recurrente el que nos ocupa un primero de febrero cualquiera. Se escribe, se comenta y sobre todo se inventa y conjetura acerca de costumbres, hábitos y leyendas de cualquier civilización que se nos plante por delante. Sólo hay que añadir a un absurdo argumento como "un amigo de mi primo estuvo allí" para darle peso a una opinión a base de añadirle kilos de paja. Lo siguiente no pretende aclarar las mentes de los confusos, ni coronar las opiniones de los preclaros, tan sólo trata de narrar mi experiencia personal tras un tiempo compartiendo microscopios y gomas de borrar con algunos personajes de este país.

PRECAUCIONES

Se habrá de tener en cuenta antes de sacar conclusión alguna que trabajo con científicos, lo que ya de por sí conlleva un halo de rareza congénita que nos ha condenado para siempre a ser llamados frikis, geeks, ratas de laboratorio o nerds (esto último pronunciado alargando mucho la "e" para que resulte más dañino y ofensivo).

HORARIO

Se dice que los japoneses trabajan muchas horas. En esta, mi empresa, esto es categóricamente cierto. La mayoría de los empleados invierten alrededor de 14 horas diarias de su tiempo en dar vida al laboratorio. Desayuno, comida y cena se hacen dentro de este bloque de cemento de lunes a viernes. Me consta que en otras empresas de amigos se trabajan las horas que tocan y punto.
Un pequeño porcentaje viene también el fin de semana dependiendo de las circustancias, aunque trabajar esos días es absolutamente voluntario y no hay ningún tipo de presiones para hacerlo. Sin ninguna duda el que mas curra es el jefe, normalmente 7 días a la semana y a casi todas horas.

MÉTODO

Es bien conocida la fama de Japón como sociedad de grupo, sin embargo en mi trabajo la gente es muy individualista. Hay ciertas taréas programadas que son de equipo por norma, pero fuera de ellas cada cual va a su rollo de una manera increíble. La gente con sus cascos, sus experimentos y su culo. Si necesitas ayuda, eso sí, te será prestada amablemente, pero la próxima vez aprende a hacerlo solo por favor.
Un aspecto sorprendente son lo inflexible de las reglas. Las cosas se llevan haciendo así mucho tiempo y así es como se seguirán haciendo. No importa que coincida un interesante congreso en el instituto con el día en el que se hace limpieza de laboratorio; a las cuatro de la tarde cero minutos se para toda actividad para cambiar las bolsas y sacar las cajas al reciclaje. Diez minutos después, se vuelve al congreso. Se lleva la disciplina a un grado superior.

RELACIONES

La cordialidad, la educación y el compañerismo reinan en la oficina. Nunca hay broncas y no he visto a nadie jamás enfadado, o al menos, demostrándolo. Pero aquí la persona que está compartiendo codos contigo es tu compañero de trabajo, no tu amigo. Esto me choca especialmente porque cuando trabajaba en España tenía grandes amigos en la universidad. Es un lugar donde pasas más horas que con tu familia, por lo que creo que es una gente que debería tener cierta importancia en tu vida.
Existe la costumbre de salir de vez en cuando de nomikai 飲み会 (reunión para beber) a tomar cervezas en un izakaya hasta caer rendidos. El ambiente siempre es bueno en esas cenas y no importa que los jefes también estén presentes. Muchas cañas y muchas risas, pero de amistad ná de ná.

MITOS Y LEYENDAS

Los japoneses son muy eficientes y productivos. Pues ni sí ni no. Aquí se produce mucho porque se trabajo mucho, pero no considero que la eficiencia sea muy alta. Esto no debe extrañar a nadie, porque no es posible estar al cien por cien tantas horas seguidas. Se pierde la mitad del tiempo haciendo el mono, aunque esto ya lo había visto en cualquier otro sitio antes. A la peña, como es normal no le gusta trabajar, y ningún jurado popular, salvo el que tiene en nómina el señor Camps, los condenaría por ello.
Algunos japoneses duermen en el trabajo. En mi empresa el jefe tiene su saco de dormir siempre extendido y listo en una de sus oficinas, y alguna otra gente se queda a dormir toda la noche en la silla de vez en cuando, pero tengo que decir que son los menos. Lo que es más habitual es que la gente duerma pequeñas siestas delante de su ordenador o incluso en las reuniones o congresos, sin que nadie se espante por ello. Veinte minutos sobando como una bestia y aún he visto a ese genio con pelotas suficientes para despertarse y hacer una pregunta sobre la charla.

domingo, 29 de enero de 2012

SHIKINEJIMA 利島



Con el frío que estamos pasando estos días lo único que me apetece es hablar de playa y calorcete. Hace un tiempo que os conté sobre esta pequeña isla situada frente a la bahía de Tokio. Es uno de esos sitios que inexplicablemente no ha sido invadido por los turistas. Pequeña, tranquila y con una costa preciosa; un lugar que se puede alcanzar con poco más de dos horas en ferry desde la capital.



Para llegar a sus costas la única opción nos la ofrece la compañía Tokai Kisen, con la que podréis elegir entre un barco normal que sale de noche y tarda diez horas en cubrir el recorrido (desde 7000 yenes/trayecto viajando en cubierta) o el barco rápido que lo hace en dos horas y media por unos 11000 yenes por trayecto. En la cubierta del barco lento suelen ir grupos de jóvenes cargados de alcohol y optimismo que convierten la noche de viaje en una fiestaca en alta mar.

Podéis consultar los horarios y tarifas aquí. Cuidado porque varían según la época del año y los barcos suelen ir casi siempre llenos los fines de semana. Es necesario reservar con antelación en las taquillas del puerto de Takeshiba o por teléfono en japonés o en inglés. Debéis saber también que estos barcos sufren con bastante frecuencia cancelaciones por causas meteorológicas. Ojito.







Una vez allí necesitaréis dos cosas: alojamiento y un medio de transporte. Las opciones para alojarse no son muchas; podéis escoger entre dormir en uno de los ryokan (hostales tradicionales) que regentan las familias locales o plantar vuestra tienda en una de las zonas de acampada libre. Os aconsejo la segunda opción encarecidamente, ya que además de ser un servicio gratuito, disfrutaréis de unas vistas y un entorno espectaculares. No es necesario reserva, tan sólo presentarte allí a la persona que cuida las instalaciones y decirle tu nombre y país de procedencia. Hay baños y duchas decentes, barbacoas y cocina común con enchufes para cargar las baterías. Y todo ello, inexplicablemente de nuevo, gratis.





Al tratarse de una isla de tan sólo 4 kilómetros cuadrados mucha gente alquila una bicicleta (1200 yenes/día) para moverse por los lugares de interés. La bici para el que la quiera claro, porque también se puede alquilar una moto que resulta muy útil y sobre todo muy cómoda por unos 6000 yenes el día. Con lo básico cubierto es la hora de que os olvidéis de todo y disfrutéis de las distintas calas y onsen naturales 温泉 (también gratuitos) repartidos por su geografía.


















¡Buena semana!