Un viernes por la mañana sólo permite pensar en lo que nos depararán los dos días más felices de la semana. Y este viene fresco. O fregggco fregggco, que diría el señor Bono. Esta noche de madrugada me embarco en una excursión que no puede pintar más atractiva; visitar un onsen desde el que puedes contemplar amanecer el monte Fuji mientras te remojas en agua calentica.
Una vez saludado el sol, desayuno con diamantes y vuelta para Tokio, donde nos vamos al doblaje del anime japonés. Aquí, un pequeño avance de este corto ambientado en Barcelona. ¿Quién seré yo Señorrr?...¿quién?.
Varias alcachofas más tarde toca coger el metro y dirigirse a una de las famosas reuniones del Club del Filetaco. No puedo decir más. La primera norma del Club del Filetaco es que no se habla del Club del Filetaco.

Sin tiempo para digerir todo lo vivido, el domingo hay que levantarse para apagar las farolas y aprovechar para ir a pasar el día a la montaña. Jornada de esquí donde recibí aquel regalaco de cumpleaños, con posterior onsen y cena.

Cansa hasta pensarlo. Tenía que haberme quedado unos días más en Mamada.