viernes, 2 de septiembre de 2011

MI TURNO



Ha pasado un año. Doce meses de novedades, tempestades blancas, locura y experiencias que tuvieron desde el principio un final. Cerca de la fecha caducidad de mi vida a este lado, es el momento de decidir hacia donde virar el rumbo de la nave antes de que comience a hacer aguas. Lo que puede parecer una elección complicada a convenir, no debería serlo tanto. Siéntate y exígele a tu cuerpo que pida por esa boca. Haz un ejercicio de puertas abiertas, no le pongas límites; tomar un camino u otro no es más que afrontar el difícil escollo de tomarlo. Las excusas que encuentras no son más que la máscara que usan tus ideas para esconder su cobardía. Mantente despierto, ávido, porque intentará seducirte para llevarte hacia la senda más amplia, la más calentita, la más segura.

Japón se ha convertido en mi patria de adopción. Ni yo pensé que así sería, ni ella me lo reclamó nunca; simplemente acabamos juntos y compartiendo una parte de nuestra existencia. Eso sí, desde el primer dado lanzado, los dos sabíamos que este juego no duraría para siempre. Una tarde de julio acordamos que el primer tiempo había sido un claro empate técnico, por lo que por entonces pensé que lo mejor era pedirle una revancha. Más que nada porque lo de dejarlo en tablas no me cabe en este cabezón que tengo.

Así, coloqué mis fichas como mejor supe y lancé mi ataque teniendo claro que iba a ser un duelo de caballeros. Que en mi estrategia no valía todo. Me quiero quedar, sí, pero no pagaría más que el precio justo por ello. Es un gusto competir en buena lid, contra un adversario que entiende la contienda como una batalla sana en la que ambos podemos llegar a pensar que hemos ganado. Dadas las buenas intenciones de las partes, sólo hizo falta un asalto para que me enrocara a bastos y cantara mis cuarenta a chicas, lo que nos llevó sin remedio a acordar las normas que regirían nuestras próximas partidas juntos. Nos miramos a la jeta, nos dimos la mano y quedamos para el próximo lunes en el mismo sitio, a la misma hora.

Me quedo. Me voy.

Me voy de vacaciones un mes a España a disfrutar de mi familia, a darle el mono a mi guapa sobrina, a ver nacer a la que viene de camino, a tomarme una caña, a reunirme con mis hermanos, a jugar un partido de fútbol de los de antes, a asistir por trigésimo primera vez consecutiva a la Feria de Albacete, a abrazar a amigos que echo mucho de menos, a comer jamón y queso manchego como si no hubiera mañana, a disfrutar del calor de casa.


*Foto de Pedrulas: Sr Thompson y el tío Chiqui durante un atardecer en la Isla de Mindoro, Filipinas

jueves, 1 de septiembre de 2011

LAS CLASES DE COCINA LLEGAN A ESPAÑA

Así es. Y así de sorprendido me quedé la semana pasada, cuando dos medios de comunicación españoles se pusieron en contacto conmigo para solicitarme una entrevista con motivo de las clases de cocina española que estamos organizando en Japón.

Pues hoy ha salido publicada tanto en la edición digital como en papel. Y ahí sale una reseña para el traductor más famoso de Zalla y para los, por todos conocidos, Guille y Nerea. Y por supuesto, para mis padres como alma de todo este asunto.


Podéis encontrar la entrevista completa aquí.

Y como dato que dejo yo ahí para la hemeroteca: segunda vez que cuelo la camiseta NO PARO DE EQUIVOCARME en la prensa escrita.

De risas.

¡Un abrazo!

lunes, 29 de agosto de 2011

15:40

Tengo que hacer muchas cosas hoy. Corren vientos de cambio y es necesario prepararles los papeles cuidadosamente para que no los tachen de ilegales, así que he decidido dedicarles el día. En la consulta me dieron las cuatro menos veinte como hora para el reconocimiento médico. Un poco tarde, pensé yo. Pero me indicaron que no importaba, que con estar en ayunas desde el desayuno sería suficiente. Pues vale.

Bien temprano ya había dado cuenta del café con leche y me puse con lo mío. Un pensamiento aún débil pero constante se empeñaba en distraerme de mis quehaceres: "a las cuatro tienes que tener ganas de mear, no te queda otra Jose Luis, así que no vayas al baño ahora". Tras toda la mañana dando tumbos, a las dos de la tarde tenía yo más hambre que un perro pequeño. Por lo demás todo iba viento en popa, ya que estaba preparado para el temido análisis de orina. Algo pronto me parecía a mí, pero era cuestión de aguantar un poco. La clínica donde debía personarme está en el barrio aledaño al instituto, por lo que sólo tenía cinco minutos en moto desde el trabajo.

A las tres ya no me reía yo tanto; me estaba meando como un chiquillo, pero yo sabía que era demasiado tarde para que hubiera tiempo a la reacción. Debía aguantar un rato más por huevos.

En pleno y soleado mes de agosto nada podía hacerme presagiar que sobre Tokio se cernían nubes más negras de las que ya me acechaban. En cosa de diez minutos se monta una tormenta de la de dios y empieza a llover como si se acabara el mundo mañana. Cambio de planes. Tengo que ir andando a la parada del bus y de allí al sitio en cuestión.

Ya no es que llegara tarde a mi cita por el maldito e inesperado clima; ya no es que, debido al diluvio y al viento, me presentara a un reconocimiento médico totalmente chopado; es que este fantástico e incesante correr de aguas que se había montado no me terminaba de ayudar con el tema de evitar que mi hermosa vejiga reventara.

Una vez dentro, me miden (sigo sin crecer), me pesan y me hacen una serie de preguntas rutinarias que respondo pensando en qué pie apoyé yo primero esta mañana al salir de la cama. Ha llegado el ansiado momento. ¡Oh sí! ¡Oh señooooor! La enfermera me acompaña al baño, me da un vasito enano de los de beber chatos de vino en las ferias y me dice que SÓLO necesita un poquito.


Un poquito dice. Eso no va a poder ser.

domingo, 28 de agosto de 2011

ESTAMOS DE ESTRENO


Como si supiera que había llegado su hora, el día anterior a recoger la nueva, mi vieja moto comenzó a expulsar un extraño humo que me obligaba a apagarla justo en el momento en que llegaba a casa. La verdad; papelón el que me ha hecho durante estos meses en Tokio.

Pero las circustancias pusieron esta oportunidad en el camino, así que hoy estrenamos moto en el blog. De momento, me afano en aprender a conducirla, ya que esta tiene marchas y además pesa un huevo.





¡Buena semana!