No pasa tantas veces que se te ofrezca la oportunidad de cerrar
círculos perfectamente trazados. Si eso te ocurre parece lo más lógico
tomar lápiz y papel y dibujar una gran sonrisa en el lienzo del
destino.
Las clases de cocina española para japoneses son una de mis ideas de las que estoy más orgulloso. Hemos creado un entorno de convivencia en nuestra pequeña cocina de Ikebukuro donde compartimos platos diversos, idiomas que se mezclan sin orden, culturas y experiencias. Hay de todo menos presión. Estoy convencido de que el éxito de cada clase radica en que disfrutamos todos de un ambiente relajado y ameno, donde lo que menos importa es si a aquello le ha faltado sal o quién de qué grupo ha trabajado más o mejor. Da todo igual; en la foto que hacemos al final de la clase todo el mundo sonríe de una forma amplia y natural. Después hay despedidas sinceras, abarazos y nos emplazamos para la siguiente lección, para el siguiente domingo de sonrisas.
El pasado viaje Albacete-Japón Express me daba la posibilidad de ver las cosas desde otro punto de vista. Así, me hice un lado para darle la alternativa a una de mis mejores alumnas: Michiko. En aquel día ella se convirtió en la sensei que enseñaría a un grupo de españoles a cocinar comida japonesa de casa. Teníamos que decidir qué preparar y coincidimos en que aprender a cocinar sushi o tempura se puede hacer también en Madrid, así que nos decantamos por una sopa tradicional japonesa a base de verduras, salsa de soja y sake acompañada por una pasta llamada udon.
Fue curioso ver como el cambio de papeles entre países no cambiaba tanto las cosas. Nos empeñamos en intentar buscar más diferencias entre los pueblos de las que de verdad existen. Cada uno con sus cosejas sí, pero las ganas de aprender, las dudas, las bromas y la complicidad entre los alumnos no se iban un metro de distancia con la última vez que compartí fuegos y cacerolas con japoneses.
Michiko repartía conocimientos en cocina de una manera magistral y los demás hacíamos lo que podíamos dentro de nuestras posibilidades. Más si tenemos en cuenta que algunos venían incluso sin dormir de la noche anterior. Me sorprendió gratamente la fuerza de muchos integrantes del viaje. Pero allí estaban como valientes, cumpliendo como está mandado.
El cómo quedó la cosa os toca juzgarlo a vosotros mismos. Este fue el resultado de nuestro Kenchin Udon con toques marcadamente albaceteños.Y eso se notaba en el sabor de una manera evidente.
Las clases de cocina española para japoneses son una de mis ideas de las que estoy más orgulloso. Hemos creado un entorno de convivencia en nuestra pequeña cocina de Ikebukuro donde compartimos platos diversos, idiomas que se mezclan sin orden, culturas y experiencias. Hay de todo menos presión. Estoy convencido de que el éxito de cada clase radica en que disfrutamos todos de un ambiente relajado y ameno, donde lo que menos importa es si a aquello le ha faltado sal o quién de qué grupo ha trabajado más o mejor. Da todo igual; en la foto que hacemos al final de la clase todo el mundo sonríe de una forma amplia y natural. Después hay despedidas sinceras, abarazos y nos emplazamos para la siguiente lección, para el siguiente domingo de sonrisas.
El pasado viaje Albacete-Japón Express me daba la posibilidad de ver las cosas desde otro punto de vista. Así, me hice un lado para darle la alternativa a una de mis mejores alumnas: Michiko. En aquel día ella se convirtió en la sensei que enseñaría a un grupo de españoles a cocinar comida japonesa de casa. Teníamos que decidir qué preparar y coincidimos en que aprender a cocinar sushi o tempura se puede hacer también en Madrid, así que nos decantamos por una sopa tradicional japonesa a base de verduras, salsa de soja y sake acompañada por una pasta llamada udon.
Fue curioso ver como el cambio de papeles entre países no cambiaba tanto las cosas. Nos empeñamos en intentar buscar más diferencias entre los pueblos de las que de verdad existen. Cada uno con sus cosejas sí, pero las ganas de aprender, las dudas, las bromas y la complicidad entre los alumnos no se iban un metro de distancia con la última vez que compartí fuegos y cacerolas con japoneses.
Michiko repartía conocimientos en cocina de una manera magistral y los demás hacíamos lo que podíamos dentro de nuestras posibilidades. Más si tenemos en cuenta que algunos venían incluso sin dormir de la noche anterior. Me sorprendió gratamente la fuerza de muchos integrantes del viaje. Pero allí estaban como valientes, cumpliendo como está mandado.
El cómo quedó la cosa os toca juzgarlo a vosotros mismos. Este fue el resultado de nuestro Kenchin Udon con toques marcadamente albaceteños.Y eso se notaba en el sabor de una manera evidente.
La verdad que las clases (al menos a la que fuí :P) fue una pasada.
ResponderEliminarAbrazos mamon
Xavi_kun: bues maestro fuiste tu también. Aún recuerdo verte purular por allí con tu sombrerillo de moderno de medio pelo ;)
ResponderEliminarabrazo!
A pesar de no haber pegado ojo en toda la noche, me lo pase como una enana en la clase de cocina experimentando con esos ingredientes tan curiosos! Fue increíble! Y Michiko un encanto, que paciencia tuvo la mujer!!!!:)
ResponderEliminarLorena
Lorena: ella también me dijo que se lo pasó estupendamente. Dentro de poquito tenemos el aniversario de las clases de cocina y la volveré a ver.
ResponderEliminarun besaco!
Y qué te voy a decir yo que tú no sepas. Yo ya he cocinado udon dos veces desde que volví del viaje (ayer mismo sin ir más lejos). Mi pasión por la comida japonesa me hizo disfrutar especialmente de esa maravillosa clase de cocina. Gracias a Michiko y a ti por curraoslo tanto.
ResponderEliminarEso si, aún sigo a la espera de la receta exacta (pq yo solo consigo aproximaciones...)
Un besazo guapo!
Eva: seguro que tu paciencia será recompensada pronto ;)
ResponderEliminargrandes alumnos fuisteis ese día!
besicos!
Cómo te encanta reunir gente jejeje
ResponderEliminarY comer...que no se te olvide ese dato Pau..
ResponderEliminarMuy divertidas las fotos.
Pau: pues si! Me encantan los saraos. Y dentro de nada el primer aniversario...y dentro de otro poco otra cosilla que seguro que te encanta! :)
ResponderEliminarChopi: jalar...por cierto echo de menos la comida española más de lo que esperaba. Necesito unos caracoles de las tascas inmediatamente.
besos!
Michiko es mucha Michiko, ¿eh?
ResponderEliminarTosca: es simplemente genial...se preparó la clase al milímetro y decía que estaba un poco nerviosa por lo de hablar español...pero NADA! Lo hizo tan bien como se esperaba. O más!!
ResponderEliminarun abrazo!
Vaya pintaza que tiene eso!!!
ResponderEliminarEomerman: yo ya lo he probado a hacer en casa y no me sale tan bueno como a Michiko...pero aún así lo hago decente! jeje
ResponderEliminarun abrazo!
no sé si será por la hora que es, pero incluso le veo buena pinta a esos platos!!!!!
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