La confirmación de billetes de avión impresa y la promesa de un camastro vía correo electrónico de una simpática recepcionista de un hostal de Bangkok era todo lo que yacía sobre la mesa de mi escritorio aquel día. Claro, no es lo mismo recopilar lo necesario para un viaje que has preparado a conciencia, que irte sólo a recorrer un país como Tailandia con una vaga idea de por dónde pasarás y sobre qué dormirás cada día. Básicamente mi equipaje eran aquellos dos folios en blanco y negro que me aseguraban llegar a destino y dormir la primera noche, dos bañadores, unas chanclas, dinero, teléfono y el pasaporte. Para qué más.
Mientras cogía el tren hacia el aeropuerto me daba cuenta de que lo ligero que me sentía para hacer este viaje nada tenía que ver con el poco peso de mi equipaje. Ahora cualquier decisión dependería sólo de mí, tanto para lo bueno que puedas verle como para las vicisitudes que pudieran surgir. Llegar al aeropuerto de Narita, facturar y dirigirme a la puerta de embarque no fueron más que trámites que uno aprende de memoria como el que pone una lavadora o toma un café, al final es algo que he terminado haciendo sin pensar. Volaría por primera vez con la compañia JAL, que simplemente no tuvo nada que destacar, lo que para mí significa que todo funcionó correctamente. Me esperaban seis horas sobrevolando Japón, Corea y China hasta llegar a mi destino: la gran capital tailandesa.
Mirando por la ventana que tenía a mi diestra recordaba las instrucciones que Sophie me había enviado por Couchsurfing. Nos encontraríamos en una hamburguesería cercana a la popular calle Khao San, a tan sólo cinco minutos a pie de donde yo debía encontrar el hostal que había reservado. Aunque prefería pernoctar sin molestar a nadie, me pareció buena idea quedar con alguien de la ciudad para poder conocerla mucho más en profundidad. Y qué mejor que una tailandesa que me llevaría esa primera noche a tomarle el pulso a las calles de Bangkok y, si se terciaba, a bebernos unas buenas cervezas Chang recorriendo aquella enigmática urbe. Sinceramente poco más sabía sobre lo que podía ocurrir porque tampoco pedí muchas explicaciones acerca de los planes que tenía pensados. Creí que lo mejor para mi primera visita en la ciudad era no esperar nada ni ir con expectativas marcadas. Empezar todo desde el cero absoluto. Y que pasara lo que tuviera que pasar.
Entre retrasos (propios y extraños) llegué a la fila de espera para coger un taxi a eso de las once de la noche. Justo delante de mí había un chico menudo que intuí japonés, así que me lancé a amortizar mis clases preguntándole si quería compartir vehículo y gastos. Como pensaba, se dirigía a la zona de mochileros como yo, así que con esa jugada me llevé dinero y compañia en una sola mano. Por el camino conversé por teléfono con Sophie para pedirle perdón por la demora, y para asegurarme de que no era demasiado tarde para quedar para ella. Me tranquilizó indicándome el lugar exacto donde ya me esperaba tomando un café. Colgué entre disculpas prometiendo que llegaría lo antes posible y permitiéndome la primera licencia de admirar por fin la bulliciosa Bangkok desde la ventanilla entreabierta de aquel taxi.
Media hora después entré con prisas al hostal, donde una agradable chica me explicó brevemente cuales serían las normas a partir de ese momento. Hice el check-in, me dió la llave de mi taquilla y le pregunté si podía indicarme el punto en el que debía encontrarme con Sophie. Solté la mochila, me cambié de camiseta, me dí una ducha gitana y en tres minutos ya estaba en la calle. Eran las once y cuarenta minutos de un viernes y tenía delante de mí la que es probablemente la ciudad con la vida nocturna más famosa del sudeste asiático.
Y no tenía ni puta idea de hacia donde me dirigía.
Y no tenía ni puta idea de hacia donde me dirigía.
Continuará...
¡Este diario promete! :-)
ResponderEliminarEl primer relato ya es una declaración de intenciones. Tailandia se presta mucho a dejarse llevar, en un país como es ese nada puede salir mal.
Espero ansioso más anécdotas del viaje.
Me encanta! se pone interesante y me encanta como esta contado :) tanoshimi!
ResponderEliminarAlberto: mejor que tú no lo sabe nadi....Tailandia!! :)
ResponderEliminarRodri: veremos a ver que es lo que pasó luego! jejeje
abrazos!
¿¿Pero hombre cómo nos dejas así...?? A saber en qué líos te metiste, jejeje!
ResponderEliminarYo también ando a la espera de más relato y fotos :)
Un saludo!
danitoru: todo llegará Dani!! En una noche por delante en Bangkok puede pasar cualquier cosa!! :)
ResponderEliminarEsto promete!!!!!!
ResponderEliminarDiKiNNa: bienvenida al blog y gracias por comentar!! :)
ResponderEliminarbesos!
Ahora usas couchsurfing para ligar tambien?? eres un profesional :P
ResponderEliminarA ver como sigue la historia :)
Xavi_kun: cualquiera que quiera saber algo de cómo ligar por internet sólo tiene que seguir al maestro Xavi_kun....es un supercrack!! jajaj
ResponderEliminarNos has dejado con ganas de más...
ResponderEliminarPau: pronto la continuación de la historia amigo...
ResponderEliminarun abrazo grande!
Las aventuras de Chiqui: Primera parte... miedo me da despues de ver el vídeo del jamón que subió toscaneitor jajaja.
ResponderEliminarUn saludo desde sevilla mochacho!
Marcos Caballero Contioso: un abrazo y bienvenido al blog! Veremos que da de sí esta aventura...jejej
ResponderEliminarTailandiaaaa!!!!
ResponderEliminarEsto promete!!! A saber lo que pasó después... jajajaja, cuéntanos más!!!
Que intriga!
Besitos!!
Merche: no has estado en tailandia aún?? Deberías hacer planes inmediatamente amiga! ;)
ResponderEliminarbesos!
Así que Couchsurfing, no? No sabe nada el andoba este, no. Evitaré comentarios obvios. A todo esto, de qué iba el post? :P
ResponderEliminarJoel: poco más puedo yo saber que los genios que comentan esta entrada viendo malas intenciones....donde no las hay! :)
ResponderEliminarPero bueno! Vamos! Sigue! Cuenta ya!!!!!!
ResponderEliminarEres jodidamente retorcido! Desembucha!
Ya te vale! Esto de hacer capítulos y entregas hace que te coja un poco más de manía si cabe!
Cuánto cabrón!
Por cierto, es la segunda vez en una semana que leo sobre el couchsurfing. Obviamente, espero leer la continuación para saber de tu experiencia. A ver si me animo...
ResponderEliminarDon Fernando, con que me llames Marcos me vale jajajajaja. Esperamos ansiosos tu relato!La verdad es que te sigo hace tiempo a partir de Oskar, pero me daba problemas pa comentarte.
ResponderEliminarEsto promete y nos has dejado con la miel en los labios
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarChimo: tu que tienes un piso grande en Barcelona es una experiencia que te recomiendo. Alojas a gente que seguro que te resultará interesante y que luego te ofrecerán su casa por el mundo. :)
ResponderEliminarMarcos: pues lo dejamos en el nombre sólo entonces jajaja en cualquier caso gracias por comentar!
Nur: y luego vino lo gordo si...jeje...un día pronto el desenlace! ;)
¡Gracias por comentar a todos!
Hay CASCOS, hay COCOS, faltan MONOS y sera LA HISTORIA mas grande de todo el verano!!!
ResponderEliminarPalabra clave.- destino
Lorco: los monos no tardarán en aparecer en esas fotos...porque en tailandia otra cosa no habrá...pero monos!! monos!! A miles señora!
ResponderEliminarabrazaco!
Por un vez podrías contar la versión sin cortes ni censura. Tal y como pasó.
ResponderEliminarJoel: intento siempre no dejarme la parte más interesante de cada historia...ya que, como sabrás amigos, es del todo imposible contarlo todo. Y nada recomendable. ;)
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